Eternamente Mío

Prólogo

Nada es lo que parece, las apariencias engañan, y tú lo descubrirás de la peor manera.

Todo me da vueltas, ¿Cuánto bebí anoche?, Lo último que recuerdo es el antro, Angie  y... Mierda, me secuestraron.
Me levanto de golpe pero siento una presión en mi cabeza, voy abriendo los ojos poco a poco, ¿Dónde carajos estoy?, Huele horrible, a humedad y las paredes tienen diminutas pero notables manchas de sangre.
De un momento a otro la única puerta que está en la habitación es abierta con brusquedad haciendo que pegue un pequeño brinco en la cama.

—Al fin despertó la bella princesa—me dice una voz gruesa y rasposa  que de alguna manera me es conocida.

—¿Quién eres?, Y ¿Porqué estoy aquí?—digo en un susurro, estoy muerto del miedo, necesito irme de aquí, mi mamá debe estar preocupada, ella no debe tener emociones fuertes.

-Mi nombre no importa, lo que importa ahora es que ahora, eres mío- me dice en tono posesivo y sin ninguna expresión en su rostro.

-¿Qué?,¿Perdón?, Mira yo creo que te estás equivocando de persona, no soy esa persona que buscas, por favor déjame ir, necesito...déjame ir- digo en un hilo de voz, mis ojos poco a poco se llenan de lágrimas, lo miro con una mirada suplicante, si no llego probablemente mi madre se ponga mal, ella está débil, sufre del corazón.

Veo que viene a pasos apresurados hacia mi, sus ojos destilan irá pura, no se quién es no lo conozco, jamás lo eh visto, pero dentro de mi algo me dice que de hoy en adelante todo va a cambiar, y no presisamente para bien.

-Yo, soy tu dueño desde ahora, me perteneces, ¿me entendiste?, Si no quieres que tú estúpida madre sufra las consecuencias, harás todo lo que yo te diga, eres mío, malditamente mío.