Capítulo 2

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Me mantengo en mi cuarto esperando que sean las 9:00 pm para irme a trabajar, esto me parece raro, pero trabajo es trabajo.
Angie quedó en venirme a buscar, el antro queda algo lejos de donde vivo, a media hora.
Me visto con lo mejor de mi armario, una camisa gris ceñida al cuerpo, una chaqueta color caqui, pantalones negros apretados en áreas necesarias, y mis botas.

-Nathan, Angie está aquí- me avisa mi madre desde la sala.

Doy un suspiro y me mentaliso para hacer un buen trabajo, según son clientes muy exigentes, no se permiten ningún error, y necesito el dinero.

A pasos apresurados bajo las escaleras y me encuentro con mi mamá y mi amiga platicando animadamente.

Las dos se voltean cuando notan mi presencia y me miran con asombro.

-Eres tan hermoso hijo, te pareces tanto a tu padre- eso último lo dice en un susurro no muy audible, pero lo entendí, rara vez mi madre habla de mi padre, no se quién es, pero si me intriga saberlo.

-Vaya Nathan, estás muy sexi, si no fuera tu mejor amigo te daba- suelta seguido de mi madre, una sonora carcajada sale de mí y la miro con lágrimas casi callendo de mis ojos.

-Sigue soñando- la jalo del brazo y hago que salgamos de la casa.

-Adios mamá, no me esperes despierta, y no se te olvide tu medicamento- le digo en un grito mientras arrastro a esta vieja loca.

-Vamos vieja loca, llegaremos tarde- me mira indignada y su ceño se frunce.

-Vieja tu abuela, loca, depronto- me dice con pose de diva, ruedo mis ojos y me subo primero al carro.

- Nathan- habla con seriedad.

-Hoy es una noche muy importante para mí padre, todo tiene que salir perfecto, no cometas una de tus burradas, eres muy distraído, solo trata de hacer lo mejor posible, y..... Por favor no te acerques al nuevo socio de papá- me mira preocupada, se que algo me esconde con respecto a ese señor, de seguro es otro de sus tantos socios, un viejo decrépito con aire de grandeza.

-Lo prometo, pero, nisiquiera conozco al socio de tu padre, ¿cómo le hablare?- la miro extraño.

-Creeme, apenas que lo veas sabrás quien manda, digamos que es diferente- con eso arranca el carro dandole fin a esa conversación y yo por mi parte decido callar.

Algo me intriga de todo esto, pero decido guardarmelo para mí, es mejor no saber, por ahora.

No me doy cuenta cuando llegamos al antro, todo está completamente lleno de autos súper caros, y gente que se ve de dinero, un ambiente no muy común todos los días, digo, de vez en cuendo viene uno que otro grupo riquillo pero no manejamos está situación todos los días.

Entro al antro por la puerta de atrás y voy directo a mi sitio, la música está demaciado alta, ya se maneja el aire de sexo y alcohol, en el segundo piso existen ciertas habitaciones privadas ya se imaginarán para que, de igual manera está la zona VIP, dónde solo van los que manejan mucho dinero.

-Nathan- esfumo todo pensamiento para concentrarme en mi compañero.

-Si, lo siento, estaba pensando- me mira con cara rara para después explicarme cómo atenderemos a los invitados, me corresponde la zona VIP, lo que significa que me toca atender al nuevo socio del jefe, me da un poco de nervios, todo tiene que salir perfecto, no puedo meter la pata, esto podría costarme mi trabajo.

-Bien- digo de forma decidida, vamos Nathan tu puedes, solo concentrate y no hagas nada que no te digan, aléjate del peligro.

Depronto surge un gran silencio y las vistas se centran en un lugar en particular, solo logro ver una figura impotente que demanda autoridad y dominio, seguido de unos hombros anchos y unos brazos llenos de tatuajes, estaba por verle su rostro cuando mi compañero me dice que es hora de llevarle su bebida.

-Listo Nathan, esta es la primera, ve con cuidado, no derrames nada- dice lo más rápido y me acerco a las escaleras que dan paso a la zona exclusiva, a paso lento pero decidido voy subiendo una a una, llego a una especie de sala que está rodeada por candelabros y música más leve que la del primer piso, hay un balcón que tiene vista a todo lo que pasa en el piso de abajo.
Con unos nervios me hacerco al nuevo socio, él está de espaldas, y con la mirada baja viendo que no me tropiese con mis pies me dirijo a donde se encuentra.

-Señor, su bebida- digo un poco bajo pero hace que el alcé la mirada, no dice nada, solo me observa de pies a cabeza, yo no soy capaz de mirarlo, solo noto cuando agarra su bebida.

-Puedes retirarte- dice con una voz ronca y potente que hace que me sonroje, abajo mucho más la mirada para que no lo note.

Santa mierda, que voz, hace que está mis piernas tiemblen.

Cuando voy bajando las escaleras suelto todo el aire que tenía retenido, con mis mejillas encendidas me dirijo a mi puesto.

-Lo hiciste bien Nathan- me dice mi compañero pero no soy capaz de mirarlo, solo aciento con mi cabeza.

Han pasado más de dos horas y el lugar se está vaciando solo hay uno que otro bailando.

Suena una música muy movida y mi compañero me invita a bailar, de inmediato me niego pero no me doy cuenta cuando me jala y estamos en todo el centro de la pista.

Como veo que hay pocas personas decido bailar, dejándome guiar por mis movimientos, llevo así más de quince minutos y siento una mirada penetrante que me observa, de inmediato alzo la mirada en dónde creo que está y de inmediato paro.

Por todos los cielos que hombre, su simple mirada hace que todo en mi se desestabilize, esos ojos, esos rosados labios, ese rostro perfectamente tallado por los mismos dioses, solo veo cómo me regala una sonrisa coqueta y se voltea.

Un llamado me saca de mis pensamientos, fijo mi mirada y es una chica que pide tres bebidas.

A paso tranquilo llegó a mi puesto y preparo las bebidas.

Voy con camino lento y de un momento a otro me tropiezo y se derraman todas las bebidas en la ropa de alguien.

Solo logro ver un amplio pecho bien tonificado, pero no me fijo en la persona.

-Cuanto lo siento, en verdad no fué mi intención señor, por favor perdóneme, ¿qué puedo hacer para remediar esto?- digo lo más rápido posible, yo y mis torpes pies.

Pero en cambio no oigo nada.

Alzo lentamente la mirada y me encuentro con unos penetrantes ojos, son tan profundos, que hacen que me pierda en ellos, él me queda mirando analizandome.
Solo fijo en qué le he derramado la bebida en el traje del nuevo socio del jefe.

-Se... Señor, discúlpeme, en verdad, por favor, necesito el trabajo, verá, mi madre está enferma, y con esto igual pago mis estudios, por favor, perdóneme- digo todo con nerviosismo y el lentamente pone sus dedos en mis labios, se hacerca a mi rostro y me mira como si supiera todo de mi, como si pudiera ver a través de mi ser.

Así pasan unos minutos que se me hacen eternos, solo pienso en mi trabajo y en qué puedo ser despedido.

-Tienes lindos ojos- recorre con sus dedos mi rostro, me desconcierto ante tan inesperada declaración, esperaba que me insultara o hablara enseguida con mi jefe para despedirme, pero eso es lo único que escucho antes que se retire cogiendo uno de sus pañuelos y empezar a limpiar su saco.

Yo solo me quedo allí, sin saber procesar nada.

¿Qué es lo que acaba de pasar?

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