Capítulo 22

28 4 1
                                    

De a poco siento como rayos de luz dan sobre mi cara, mi cuerpo ya no se siente frío sino caliente. Ya no estoy en un lugar incómodo y frío, sólo siento comodidad y un cuerpo cerca. Algo pone un poco de presión encima mío y cuando abro los ojos me doy cuenta que son las sábanas. Eso quiere decir que estoy acostada en una cama, y por las sábanas que tengo me doy cuenta que es mi cama. Mi cuerpo está mirando hacia la ventana, es por eso que sentía los rayos del sol, debe de ser la mañana, lo último que recuerdo es ser levantada por Spencer y  estoy bastante segura que era de noche. Spencer, ella dónde estará? Me doy vuelta y ahí la encuentro, sentada en la cama con una mano en mi pelo y su cabeza en mí dirección, pero esta dormida.

Al digerir lo que acabó de ver, decido levantarme e ir al baño. Pero al mirar mis brazos más recuerdos vienen a mi. Mi brazo y mi pierna están enyesados, necesito una silla de ruedas, sola no puedo ir al baño, toda autonomía que poseía ya no esta, y así va a ser durante unos meses.

"Spens" apenas termino de decir su nombre veo como se abren sus ojos, su mirada me causa escalofríos, sus ojos se ven tristes y cansados. Eso es culpa mia. "Necesito ir al baño" le dije con timidez.

Ella solamente movió su cabeza en forma de respuesta y se dispuso a buscar la silla para después ayudarme a levantarme.

2 MESES DESPUÉS

Desde aquel día en el cual me dejé ayudar lo único que estuve intentando fue volver a ser yo misma. Empecé terapia para poder sobrellevar la carga de haber perdido a mi bebé y para dejar de enojarme cada vez que alguien quiere ayudarme.

Después de haber ido por primera vez mi terapeuta, Elisa, me dio unos panfletos sobre lo que padezco, para lograr entender mucho más.

Cada palabra que leía resonaba con todo lo que sentía, esto me dio una sensación de alivio mental ya que pude entender que estaba sufriendo y con ayuda iba a poder recuperarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cada palabra que leía resonaba con todo lo que sentía, esto me dio una sensación de alivio mental ya que pude entender que estaba sufriendo y con ayuda iba a poder recuperarme.

A la segunda sesión Elisa me dio el contacto de un psiquiatra para poder empezar un tratamiento con medicamentos contra la depresión y la ansiedad. Al siguiente día, conocí a Dr. Shepard, un psiquiatra de unos 60 años con cabello negro y un par de canas. Como mi terapeuta ya le había mandado mis archivos, lo único que tuve que hacer fue contestarle un par de preguntas y me fui del hospital con varias órdenes de antidepresivos y pastillas para dormir.

Pasado un mes, mi humor empezó a subir y sonreí por primera vez en mucho tiempo. Ese poquito de felicidad que sentí me dio un impulso más que me ayudó a volver a tener una conversación trivial con Ezra. Ese día va a quedar por siempre en mi memoria, me acuerdo como se sorprendió al escucharme preguntarle como le fue en el trabajo. Y como si fuera poco, una vez que decidió irse de la habitación porque necesitaba ir al baño, me levanté y me maquillé.

Aunque algo que me gustaría borrar de mi memoria de ese fantástico día, sería cuando a la noche Ezra pensó que yo estaba dormida y se dejo quebrar, no recuerdo por cuanto tiempo estuvo llorando pero si recuerdo lo fuerte que se escuchaba y lo mucho que se movía.

Ahora ya todos los días me levantó, me preparó para el día, a la mañana voy a terapia y por las tarde junto con Ezra voy por una caminata, algunos días vamos hasta un lago que tiene una hermosa vista y tenemos un picnic. La última vez que fuimos Ezra me sorprendió con un picnic más romántico de lo usual y un barco para poder tener una mini aventura.

Ese día volví a sentir el fuego que nunca pensé que iba a volver, el fuego que sentía casa vez que veía a Ezra, el fuego que casa vez era más fuerte y un día se había ido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ese día volví a sentir el fuego que nunca pensé que iba a volver, el fuego que sentía casa vez que veía a Ezra, el fuego que casa vez era más fuerte y un día se había ido. Ese fuego me reparó un poquito más mi corazón y le di el primer beso en meses.

Otros días cuando vamos a caminar y no tengo el mejor humor gracias a la sesión de la mañana, Ezra me lleva por un camino a un bosque lleno de hermosos árboles y hojas naranjas mostrandome que ya pasó un año y aunque todavía no esté al cien por ciento, se que dentro de poco voy a volver a ser yo.

Otros días cuando vamos a caminar y no tengo el mejor humor gracias a la sesión de la mañana, Ezra me lleva por un camino a un bosque lleno de hermosos árboles y hojas naranjas mostrandome que ya pasó un año y aunque todavía no esté al cien por ci...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Prueba De VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora