༻°Quiero Morderte°༺ YoonMin

El temor de la noche

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Pudo escuchar la voz de Hwasa por el auricular que tenía en la oreja izquierda.

ー¿Cómo están las cosas por allá?

YoonGi se bajó las gafas oscuras y vio con sus astutos ojos grises, la entrada del club nocturno. Clientes entraban y salían por debajo de las luces rosas, luces con la forma de un ramo de rosas de colores brillantes.

ーEl objetivo acaba de entrar.

YoonGi habló al micrófono escondido en la solapa levantada de su chaqueta y se recostó contra el mugriento muro de ladrillo. Actuaba como si estuviera esperando que llegara un amigo. Revisó la hora en su reloj, era cerca de la media noche. La hora del día en la que la sangre comenzaba a fluir y el movimiento a niveles elevados de aquellos seres, era mas presente.

Había dejado de llover, pero el aire aún se sentía como una manta de humedad. La ligera brisa, impregnada con olor de tabaco y perfume barato, rozaba sus mejillas. Un mal presentimiento se había apoderado de él y eso le preocupaba.

Una mujer que estaba cerca de la entrada le lanzó una mirada sugestiva, pudo percatarse a simple vista de que el saco corto de piel que llevaba puesto era de imitación. Una tela de encaje salía de la aquella minifalda que llevaba puesta, y un par de botas largas se ajustaban a sus piernas bien formadas. Si se quedaba mucho tiempo mas allí afuera, ella se entrometería en su camino.

Hwasa le preguntó indiferente. ー¿Cómo se llama el lugar?

ーCapullo de rosa*, ¿tiene alguna cripta?

Escuchó una ligera vibración en su auricular mientras Hwasa revisaba sus notas. Suspiró, podía imaginar la decepción en su rostro. ーNo puedo asegurarlo. No se encuentra en la lista. El club nocturno tiene una licencia regular, nada fuera de lo normal. Espera un momento, revisaré los planos.

El sonido de su voz fue reemplazado por el sonido de las teclas de su ordenador. YoonGi vio nuevamente su reloj. Cinco minutos habían pasado desde que su objetivo había entrado.

ー¿YoonGi?

ーTe escucho

ーTenemos un problema. También se puede acceder al establecimiento desde el otro lado de la calle.

ーMaldición, ¡me lo hubieras dicho hace cinco minutos!

Se retiró de la pared y caminó velozmente. Si había sido visto, el objetivo ya lo sabría. YoonGi suspiró decepcionado y enfurecido, esperando no haber sido descubierto.

El portero miró a YoonGi de pies a cabeza y le pidió la tarifa de la entrada. YoonGi no sabía si existían requisitos de vestimenta, o lo que sea que consideraba "apropiado" para el lugar. Aunque mientras esperaba, vio una pareja de llamativos pelirrojos con camisetas rojas, y el cabello de estilo mohicano*, con botas de metal que parecían mas ser un armamento de calzado, cadenas por todos lados y una mirada algo lunática, quienes parecían estar en casa.

En cambio, YoonGi vestía una chaqueta, camiseta negra de cuello alto y pantalones de cuero. No se vestía así porque tuviera un interés especial en alguna moda, el traje era simple... no se preguntaba que combinaba con qué, y, además, le funcionaba para el trabajo.

Su cabello era negro también, pero sólo porque ése era el color con el que había nacido.

Pagó la tarifa y otro hombre enorme, cuyo trabajo de día debía ser cuidar la entrada del infierno, abrió la puerta. YoonGi se quitó las gafas oscuras y entró al club.

El lugar estaba más lleno de lo que había esperado. No le sorprendía que hubiera dos entradas. La música de ritmo estruendoso pulsaba en su plexo solar* y las voces roncas se fusionaban con la risa y el ruido de fondo. Luces rojas y verdes irradiaban el local, resaltando el humo del tabaco sobre la gente que bailaba.