Prólogo.

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Debo decir que la mayoría de maestros que he tenido, han sido mayores y arrugados. Pero cuando llegué a último año, y vi mi maestro de literatura. Supe que me había flechado. Menudo bombón de 26 años me había puesto en frente. Yo no estaba interesado en nadie, pero cuando escuché como declamaba los poemas, como gesticulaba al hablar, y observé el cuerpo que se manejaba supe que era el indicado para aventurarme.

«Si juegas con fuego puedes quemarte, pero cariño yo ya soy cenizas.»

Querido Profesor. (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora