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Y ella bailaba una melodía sin letra.

Se dejaba mecer por las notas, y así se divertía.

Pero pronto se dio cuenta de que le faltaba algo.

Le faltaba un acompañante.

Lo pensó, lo buscó, lo volvió a pensar, y lo volvió a buscar...

Fue entonces cuando la realidad le dio con toda su fuerza.

Se dio cuenta que aquella melodía se bailaba sola.





365 frasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora