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¡Hola! a cualquier persona que ande por ahí. Desde ya os aviso que esta no es la típica historia que le leerías a tus hijos para dormir, mi historia no es la historia más normal del mundo, tampoco la más feliz ni la más bonita, pero es la mía, y es mi realidad.

Ahora si, comenzemos: mi nombre es Phoenix Jackson, vivo en... Realmente vivo en el lugar que toque, puedo vivir en un espléndido castillo, un gran campamento o si se da la ocasión también puedo vivir en las alcantarillas, no tengo un sitio fijo.

Mi vida era muy normal... Bueno, normal, normal, Tampoco, en invierno solía vivir en un gran castillo hasta que recibía un mensaje a través de un arco iris para ir a ayudar en una guerra, en verano estaba entre misión y misión, siempre salvando los culos de otra gente con mi hermano.

Pero bueno eso es lo más normal que podía esperar de mi vida, teniendo en cuenta que era una semidiosa bendecida por Hécate. Pero ahora no os voy a contar mi vida "normal", no, os voy a contar cuando mi vida dejó de ser lo que yo consideraba normal, juntando mis dos mundos, mis dos procedencias.

Era 31 de Octubre, todas las casas se habían reunido para el banquete de Halloween.

Yo estaba colocada en la esquina más cerca de la salida, pasando desapercibida entre un mar azul. Llevaba mi pelo negro totalmente recogido en una coleta, algo inusual en mi, pero la mayoría de cerebritos iban así.

Hoy estaba sentada frente a Luna Lovegood, que leía el Quisquilloso del revés, inclinando la cabeza ligeramente hacia la izquierda, haciendo así que los rabanitos de sus pendientes se movieran, consiguiendo un aspecto para la muchacha bastante curioso.

Entonces entre las mesas de Ravenclaw y Huflepuff las sombras escupieron a un chaval.

No tardé en reconocerlo, tan extremadamente pálido vestido de negro y con el pelo muy oscuro, con esa aura de muerte a su al rededor... Escupido por las sombras: Nico Di Angelo. Rey de los fantasmas y un viejo amigo (más viejo de lo que aparenta)

Me levanté a gran velocidad y llegé al centro, donde Nico estaba apunto de caerse. Lo ayudé a mantenerse en pie. Solo entonces me percaté del millón de varitas que nos apuntaban. Había descubierto unos años atrás que realmente la magia de los magos no me afectaba como debería, un hechizo que mataría a cualquiera a mi solo me aturdiría pero lo que menos quería en estos momentos es que los demás lo descubrieran también. Sin embargo lo que más me preocupaba ahora era Nico

- Di inmortals, Di Angelo, ¿que Hades haces aquí?
Pregunté mientras pasaba su mano por mis hombros para que no se cayera. A el no le gustaba el contacto físico, pero por muy terco que fuera yo era mil veces más cabezota, así que después de mucho tiempo aprendió a soportar mi contacto físico.

- espera... Has venido en viaje por sombra, ¿cierto?
Nicolò Di Angelo, ¿cuántas veces te ha dicho Will que no puedes hacer eso?
Murmuraba para Nico, mientras el levantaba las manos

- ajá, no te enfades Phoenix Jackson, ah y no entiendo... ¿Debemos tener miedo a los palitos? Digo... Porque entre tu y yo podemos con 1000 personitas como estas.
Preguntó.

- si, los palitos son sus instrumentos para la magia, no son como Lou y necesitan eso para controlarla, pocos pueden hacerla sin palitos, sin embargo al contrario de la magia de Lou, esta con palitos no nos afecta.
Murmuré una respuesta.

Y entonces todo paso.

Se escuchó un ruido y cristales cayeron al suelo. Después un ruido de pezuñas y un pegaso blanco entró volando al gran comedor. Todos estaban asombrados, al fin y al cabo aquí los pegasos eran criaturas salvajes. El pegaso se dirigió hacia aquí y ahí lo reconocí

semidioses en hogwarts Donde viven las historias. Descúbrelo ahora