Sweet Temptation || Wangxian [Edición]

02: Desastre

Los rayos solares se filtraban a través de las ventanas acariciando el cuerpo hundido entre las sábanas blanquecinas. El metálico sonido de las campanas de la iglesia a lo lejos arremetió contra el sistema auditivo de Wei Wuxian, sus manos sujetaron la esponjosa almohada colocándola sobre sus oídos en un inútil intento por reducir la molestia del tintineo del demonio. De su garganta emanó un gruñido inconforme y con pesar decidió que tal vez era demasiado temprano aún, o quizás no. Con pereza abandonó la calidez de su cama y se asomó silencioso por el pasillo, al parecer nadie a excepción suya había despertado aún. Reparó en su apariencia, aún portaba la ropa de hace dos días, la piel aún se sentía pegajosa por el sudor de el día anterior y su cabello lucía peor de lo acostumbrado. Frunció el ceño para si mismo y arrastró sus pies descalzos escaleras abajo, el frío que se filtraba a través de los tablones de madera lo obligó a caminar de puntitas. La estancia no lucía saturada, únicamente había un para de cajas ostentosas que guardaban los tesoros que compartía con devoción con Yanli, se hizo camino entre los montoncitos y recogió del suelo las cajas marcadas con una "WWX" y la que contenía los objetos del baño. Subió nuevamente e ingresó a su habitación, sacó la ropa y la arrojó sobre la cama, ya acomodaría más tarde, tomo unos pantalones holgados y una camiseta de cuello redondo y las mangas cortas, una toalla de color rojo y cruzó el pasillo hasta la puerta del baño. Debajo del brazo cargaba la cajita con las cosas del baño, se deslizó al interior y colocó su ropa en la puerta que separaba a la tina del resto y se dispuso a colocar los objetos de uso común en la cajita escondida detrás del espejo y sobre el estante. Había algunos jabones de tocador, el shampoo de menta de Jiang Cheng, el de flores de Yanli y el de loto que el mismo solía ocupar. Satisfecho con su organización se aventuró a probar el agua de la ducha, para su fortuna el agua caliente no fue un problema y sinceramente se sintió profundamente agradecido con el hecho.

La cinta carmín que sujetaba su pelo fue retirada dejando que la melena de cabellos negruzcos le cayese por la espalda, sacó la ropa fuera de su cuerpo y se sumergió en la tibieza del agua en la tina, permitió que la calidez relajara los tensos músculos de su cuerpo y lentamente su espalda chocó contra la superficie lisa de la tina, permaneció inerte unos minutos. Cerrando los ojos recapituló los hechos de la última fracción del día anterior, definitivamente el descuido de su parte le había hecho perder cara, lo peor es que el incidente fue con personas que acababa de conocer y que encima eran parentela directa de Lan Qiren. Y a pesar de todo la sensación de las manos de Lan Wangji sobre su cintura aún seguía ahí, podía recordar el suave aroma a sándalo que pudo percibir en sus ropas, los ojos de oro que lo miraron con una pizca de duda y preocupación, la amabilidad que acaricio cada acción y todo lo que Lan Wangji conformaba, se recriminó internamente, solo estaba fantaseando absurdamente con un hombre al que no podía decir conocer en el estricto sentido de la palabra. Sacudió la cabeza en una negación como si con ello los pensamientos tontos se extinguieran también.

Tomó el jabón entre sus manos y lo frotó contra la esponja, cuando la espuma se hizo presente deslizó la esponja sobre la extensión de su piel, tallando persistente hasta que las manchitas de pintura se esfumaron de la dermis junto a la mugre y el sudor, el agua caliente contra la piel recién tallada ardía un poco sin embargo disfrutaba la sensación. El líquido viscoso del shampoo se deslizó entre sus dedos y entre sus cabellos, frotó con cuidado, desenredó los nudos que sentía conforme la espuma se esparcía sobre el mismo, lavó las hebras hasta que las sintió frescas y limpias, el agua corrió una vez más sobre su pálida piel y finalmente abandonó la calidez del agua.

Envolvió la toalla al rededor de su cintura y seco su cabello, se colocó la camiseta sobre el torso seco y finalmente se vistió la ropa interior y los pantalones, recogió la ropa polvosa y se echó la toalla al rededor de los hombros. El pasillo permanecía sumido en silencio y por mucho que adorara hacer escándalo comprendió que el cansancio se cernía aún sobre sus hermanos e inclusive sobre el mismo así que entró en su espacio nuevamente y se dejó caer sobre las mantas desordenadas del colchón, las campanas no sonaban más y fue capaz de conciliar el sueño nuevamente.