° Capítulo 34 °

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° Victoria °

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° Victoria °

Al levantarme en la mañana escuché ruido al poner los pies en el suelo me aseguró que mis hijos esté bien y descubro que mi gordita está despierta

—Que hubo mi amor? Como se despertó la reina?—esta a sonreír haciendo que yo tenga el mismo efecto la acomodé en mi pecho para que empezar a caminar hacia la puerta, de mateo no sabía nada pero era lo que menos me preocupaba

Ayer en la noche por lo que oí nadie había salido a ayudarlo solito me imagino que camino hasta el sofá Esta obstinada que siempre se hacía lo que él quería

La cosas cambiaron

Al salir de la habitación toda la casa estaba en silencio hasta que llegue a la cocina y me encontré con mateo cocinando o bueno intentándolo si pararle mucha bolas camine hasta donde estaban las cosas de la bebe para prepararle el teté

Almita al ver a mateo empezó a soltar pequeños gritos obviamente llamándolo el al verme se asustó un poco pero enseguida todo en brazos a alma quien se pegó al instante en el pecho de él ambos se empezaron a dar mimos entre los dos era la imagen más linda que podía tener mi hija tratando de darle besos en todo su rostro mientras teo reía y daba besos en sus cachetes

Mis pensamientos se interrumpen con un gran olor a quemado en mi nariz inmediatamente mi dirección va a cocina y veo unos huevos revueltos en una sartén Bueno ya eran más carbón que huevos corrí a apagarlos y tratar de eliminar el humo negro que salía

—Que estás haciendo?—le pregunto tratando de reírme escucho como suspira frustrado y se sienta en la pequeña mesa marrón de la cocina para dale el tete a alma quien lo recibe a gusto mientras tiene tiene las manitos en el rostro de su padre

Lo mira como si estuviera enamorada de él, con ojos de amor

—Te estaba haciendo el desayuno turra—respondió en un susurro no niego que me derretí de amor—te quedó espectacular—le dije sería así me allá matado con lo de antes no se la dejaría fácil si el no quiere cambiar yo no daría mi brazo a torcer

Comenzar a limpiar todo en silencio hasta el escucho a mateo musitar—Turra tenemos que hablar—dios que hombre más intenso Rodé los ojos sin que me viera ya que estaba de espalda mío

—Que mas—le contestó en tono de obstinada escucho como lanza un pequeño gruñido de molestia

Ta bien ahora tengo un perro de esposo

—Es posta victoria—asentí para secar todo lo restante de los platos y poder irme a la habitación antes de salir de la cocina mateo se acerca a mi con alma semi dormida en su cuello

—Turra no quiero más quilombo entre nosotros, yo te amo a vos y no quiero así contigo beba—termino todo con un mini puchero para poner boca de pato es decir que quería un pico

A Z U L   Y   O R O / Mateo Palacios / Trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora