Katie siempre sabía elegir desde qué perlas cargar en su cuello hasta el labial que resaltaba sus labios. Lo único que aparentemente nunca pareció elegir fue el sentimiento que le inspiraba tanto nuevo desprecio por su colega, ella lo miraba desde a...
Seguía pensando lo mismo durante los siguientes días y haciendo lo mismo, le mantuve a raya, y a una muy estricta.
—Mira Tom, no hablo en vano cuando digo que ya no me molestarás nunca una vez que tengas tus maletas fuera del estudio. Así que, no te sientas muy cómodo.
La cuestión era que, cuando hice mi primer movimiento para sacarlo, este en realidad no funcionó de nada porque cada programa por los siguientes tres meses estaban contemplados para dos personas, puesto al éxito que la estúpida imagen que Tom estaba ganándose en redes sociales, así que en su lugar traté de hacer que durante los noticieros en esos tres meses, el publico me prefiriera solo a mí de nuevo, pero las redes sociales solo se pasaban hablando de la "tensión" que a veces se veía entre Tom y yo y eso solo alimentaba nuestro rating, además de que, este demonio no hacía mal su trabajo, sus comentarios parecen escritos en guion y su único defecto son sus otros comentarios puercos que putamente a la gente le simpatizan a pesar de lo vulgares que son, solo falta que haga un comentario pervertido nada sutil y yo le dé un golpe de verdad por ello y no solamente arrojarle un vaso de agua a la cara como usualmente hago, la gente incluso cree que ya es chiste local o que está planeado o que es una dinámica de pareja, ¡Pero no! SI LO QUE TUVIERA EN LAS MANOS FUERA UNA MALDITA TAZA DE CAFÉ HIRVIENDO CON GUSTO SE LA ARROJARÍA AL PITO PARA QUE NO PUDIERA VOLVER A FOLLAR JAMÁS.
Suspiré frustrada por dentro el día que esos tres meses se agotaron y todavía seguía sin poder patearlo afuera de mi vida como tanto he querido, algo tengo que sacarle a ese demonio. Él no puede ser el primero al cual, si lo voy a tener tras de mí, no le sacaré nada. Simplemente, no me puede tener tan frustrada, es imposible.
Quizá el calibre del tino de mis tiros no era el correcto y, digo esto porque no supe como interpretar de manera concreta mi primera reacción un par de días después.
Todo esto se da por la culpa de Rahm, una zorra en forma de demonio tipo cabra de hocico chato que se pega en las tetas el letrero de "Asistente", llegó hace unos días como lamebotas y probablemente también de las bolas del productor en jefe porque, si no, no estaría aquí ganando dinero solo con traer café y dar vueltas en falda corta como la maniática ramera que es...
Durante el descanso comercial me encontraba probando unos nuevos cigarrillos mentolados, no sabía si estaba demasiado acostumbrada al tabaco curado bajo fuego que su sabor me parecía bastante suave, quizás se los dé a Tom... ¿Por qué haría eso? Sí, no me gustan, pero luego los hombres piensan que por que les das algo que no quieres es un gesto de interés especial. Como sea que haya sido, mis pensamientos se habían visto desviados por la imagen de la tal Rahm hablando con Tom al otro lado del estudio ya que él estaba sentado en una de las mesitas de descanso, mi interés hasta cierto punto era casi nulo ya que estaba pensando en algo más importante como, encontrar un cigarrillo de verdad... al menos hasta que ella se recargó con obvios motivos sobre el escritorio en el que estaban hablando, no se necesita ser una puta experimentada para entender que quería que le viera el busto y él era tan troglodita que de seguro no la ignoró, era tan estúpido que preferí ignorar y calar nuevamente para soplar hacia arriba. Fue un soplido largo y es que, casi sin solicitarlo, mi vista se topó de nuevo con esa irritante escena que simplemente terminó por tocarme un nervio cuando ella decidió literalmente ponerle un dedo encima de su pecho, los dedos de mi puño tronaron al cerrarlo y mi primera reacción fue pensar en seguir fumando, pero con estos pinches cigarrillos asquerosos no se putas puede ¡Esa maldita ramera!
Me levanté de mi asiento y puse una mano en el escritorio mientras la otra estaba en mi cintura.
—Tom ¿puedes ir al otro lado? Ahora. — el rubio estaba confundido pero mi tono bastó para no escucharle hacer preguntas. Ya que ambas estuvimos solas no le permití desviar la mirada de mí en prácticamente ningún momento y eso era suficiente para dar a entender que buscaba hablar con ella. —Escucha, no te comportes santurrona y esperar sacar algo de cada polla, así que entiende bien lo que voy a decirte: no me importa cuán puta seas, hay perras que ya tienen dueño así que si vuelves a siquiera volver a insinuarte... — apreté ambos puños sobre la mesa y mis dos pares de ojos brillaron en un rojo demoniaco característico. — te mueres.
Ella me miró retraída antes de dar la media vuelta. No quise pensar en lo impulsivo que se escuchó esto ni el coraje que siento incluso después porque, falta la segunda mitad de el noticiero así que se vuelve automáticamente secundario, sin embargo, por estos momentos que faltan, me senté en mi silla tras el amplio escritorio frente a la cámara y Tom estaba en su lugar al lado mío, lo denotó haciendo una pregunta.
—¿Todo bien?
— Siempre. —pensé que insistiría, pero como no le miré al contestar y solo agarré mis papeles, fue casi de inmediato que intentó llamar mi atención de nuevo.
—Katie —con la larga cajita rectangular entre sus dedos. — ¿Son tuyos? — bastó mirar de reojo para saber de qué hablaba.
—Lo eran, quédatelos. No los quiero, son horribles, igual que tú. — me dedicó una mirada plana.
—Radiante, Katie. —alcé un hombro me manera indiferente.
—Peores son las mentiras. Pero, gracias por el cumplido. — él me acercó su cajetilla abierta y ahí fue cuando tomó toda mi atención. —¿Qué?
—Toma uno, para quitarte el mal sabor.
—Um... — tomé uno y me ofreció el fuego también casi de inmediato. Di la primer probada mientras él encendía uno de los cigarrillos que le entregué hace poco. Lo escuché reír suavemente poco después de probar la primera calada.
—¿Qué te da risa? — un tono bastante suave para mí.
—Es que, tenías razón, son bastante horribles.
—Te lo dije.
—¿Por qué los compraste? Nunca pensé que pudieran gustarte.
—No sé. — pudo haberse acabado ahí la discusión; pero alcé los hombros al hablarle. —¿Por qué lo dices?
—Te gusta el tabaco bastante fuerte, Katie. —hice un bufido en falta de sorpresa.
—Eso no es difícil de notar.
—No, pero me gusta porque aun así sigues oliendo bien siempre. — ¿Eso fue un coqueteo?
—Deja de olerme Tom, eso es asqueroso.
—Katie, te tengo al lado, lo habría notado aunque no quisiera.
—Acabas de admitir que fue intencional. Jodete.
—No fue intencional, y aunque así fuera ¿De verdad te sorprendería? Creí que estaba siendo obvio.
—Lo eres y es espantoso.
—¿Quieres que cambie eso? ¿Te gustaría que ya no te diera mi atención?
—Nada de eso importará cuando estés afuera.
Me regañé internamente por preferir que hablara conmigo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hii he aquí el segundo cap, basado en la premisa de que en mi mente siempre los vi protagonizando una escena así, en especial a Katie que ya digo de una que será mi única narradora en toda la historia.
No sé si soy la única que piensa que sería mamalón que esta shipp tuviera nombre aunque sea para pendejear, pero bueh, se aceptan sugerencias.