Capítulo 5

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Alba

La carretera cada vez se hacía más pequeña y más pintoresca, adoraba muchísimo las calles en primavera cuando parecía que todo estaba despertando, pero en Vancouver era aún más notorio, se lo mencioné muchas veces a mi copiloto porque estábamos de acuerdo. Ella mencionó también como la memoria de la cámara estaba llena de lugares hermosos y también dijo algo sobre lo mágico que le parecía como una máquina puede capturar un momento, eso fue lo primero que me maravilló cuando era niña y comenzaba a entender las cosas, o mejor dicho, a no entenderlas.

Ahora no quería entender las cosas, quería pensar que solo había cosas mágicas e inexplicables que se hacían corrientes cuando las pensabas rebuscadamente.

Una de ellas era Dilara. La miré de reojo cuando dejó de lado la cámara para dar todo el volumen del radio para escuchar Cheerleader de Omi.

Aplaudió y yo la canté a todo pulmón dando palmadas sobre el claxon del coche siguiendo el ritmo. Luego ella se unió a mi canto y me hizo reír lo desafinada que era, pero de todas formas le celebré su intento, yo no era la mejor cantante tampoco.

Era el segundo día y al mismo tiempo, el penúltimo en Vancouver y me había pasado horas en la carretera, durmiendo en el asiento trasero del Jeep de Fran y consiguiendo comida mientras Dilara llenaba el estanque. Y no, no estaba cansada, ni un poco.

Muchas veces teníamos la música de fondo, en esas horas de seguro habíamos escuchado al menos cincuenta canciones porque las otras fueron ignoradas por las fluidas conversaciones que teníamos.

Dilara era una chica de familia, todo era por ellos porque así funcionaba su felicidad; viendo felices a quienes amaba. Me regañó muy molesta cuando le conté sobre mi madre y sobre cómo nos tratábamos, inmediatamente me molesté porque ella no tenía idea, pero si tenía idea de otras vidas, de problemas mayores a los míos y cómo habían personas que preferirían tener a una madre regañándolas en lugar de haberla perdido.

Probablemente no podía entenderme porque su madre era un encanto, pero me hizo entender lo estúpida que era ahogándome en un vaso de agua.

También supe que había amado hasta ser lastimada, pero eso jamás fue un impedimento para volver a amar. Incluso anoté mentalmente algo que dijo que iba como "En el amor puedes cometer todos los errores posibles e incluso repetirlos. Siempre es diferente, siempre es nuevo. Nadie es un experto en amor o relaciones. A veces solo hay que dejar que las cosas pasen, no pensarlas más de una vez".

Durante cada segundo en la carretera más maravillada estaba con ella, sus gustos, sus pasatiempos, su forma de ser, todo era tan parecido a lo que yo quería para mí, pero la gran diferencia era que ella vivía y hacia las cosas que quería, no estaba estancada como yo.

La conversación fluyó increíblemente bien hasta el medio día, hasta cuando ella quiso saber de Natalia y quise lanzarme del auto por haberla olvidado por tantas horas siendo que era mi tema favorito.

Pero me costó tanto hablar de ella.

—Bueno, en dos meses se cumple un año desde que nos conocimos. —miré mi mano en donde el anillo parecía juzgarme. —La amo.

Cuando lo dije me giré a verla y estaba mirándome. Siguió masticando su emparedado sobre el capó del auto y yo me distraje en los árboles.

— ¿Se van a casar? —volví a mirarla, pero solo la vi viendo mi anillo. Asentí. — ¿Cuándo?

—Aun no ponemos una fecha, esto es un anillo de Ilusión. —ella me levantó las cejas y le sonreí. —Es una tradición en su país natal...

Kitty's Bra (Parte III) - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora