— ¿Quién eres?
La pregunta resonó en su cabeza durante las dos horas siguientes, mientras esperaba en la sala de espera con el corazón en puño a que los médicos terminaran de hacerle pruebas. Kagome lo había mirado con una mezcla de miedo y confusión, algo que él jamás había visto en su mirada. Su esposa no lo había mirado de esa forma nunca. Para ella, él era un completo desconocido afirmando ser su esposo. Para él, ella lo era todo. ¿Cómo demonios superarían ese bache?
En cuanto Kagome despertó, tanto su hermano y su esposa como Kikio huyeron como las cucarachas a esconderse. Habían insinuado que debía desconectar a Kagome y dejarla morir precisamente en el momento en que ella empezaba a recuperar la consciencia. Seguro que tendrían mucho en lo que pensar. Por su parte, ya podían andarse con ojo con él después de ese día. No permitiría que su familia volviera a arrebatarle por segunda vez a Kagome. La perdió una vez por no saber estar a la altura de las circunstancias; no sucedería de nuevo.
Su madre, la digna Izayoi Taisho, se quedó a su lado a la espera de los resultados. Durante esas dos horas, no se dirigieron la palabra. Supuso que su madre no se atrevía a hablar por el temor a su rechazo tras ese último patinazo. Él no quería hablar de nada. Estaba demasiado preocupado por su matrimonio como para perder el tiempo con reproches que no los llevarían a ninguna parte. Su madre ya tendría más que suficiente con su propio autocastigo. A pesar de sus propósitos previos, sabía que estaba preocupada por él, y que esa preocupación le había obnubilado el juicio. Además, no era tan tonto como para no darse cuenta de que el ideólogo de aquella estratagema tan sucia era su hermano mayor con la colaboración de Kikio. Aunque siempre odiaron a Kagome, jamás creyó que llegaran a jugar tan sucio.
Se levantó en cuanto vio al médico que se ocupaba de su esposa desde el accidente. Tenían cinco años de relación y confianza. Sabía que hacía bien su trabajo, que era el mejor en su campo y que él lo arreglaría todo.
— La amnesia era una de las posibilidades. — le recordó.
Cinco años atrás le mencionaron que era posible, pero, entonces, estaba demasiado preocupado como para atender esos detalles. En aquel momento, solo le preocupaba que despertara; ya gestionarían lo demás después.
— ¿Se recuperará? ¿Cuánto puede durar?
— No podemos saberlo con seguridad.
— Pero, podrá darnos alguna indicación, ¿no? — preguntó su madre uniéndose a ellos.
El doctor respiró hondo, una mala señal, antes de continuar.
— El cerebro humano actúa de manera impredecible. Podemos dar algunas indicaciones, pero no podemos asegurar al 100% que se cumplan. He visto casos realmente increíbles a lo largo de mi carrera y ninguno de ellos salía en algún manual o era réplica de otro caso.
— ¿Y qué es lo que sí puede decirnos con seguridad? — preguntó entonces.
— Esto puede ser cuestión de unas horas, unos días, meses o incluso algo permanente.
— ¡Joder!
Se llevó las manos a la cabeza y caminó alrededor de la sala lanzando maldiciones y resoplidos desesperados. Aquello no era en absoluto lo que él esperaba. Deseaba reencontrarse con su esposa, arreglar sus problemas matrimoniales y ser felices. ¿Por qué el "felices para siempre" era tan complicado?

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Amnesia
FanfictionLos últimos cinco años esperando a que su esposa despierte del coma han sido un infierno para Inuyasha Taisho. Sin el apoyo de su familia, la cual jamás aprobó su matrimonio, y con la incertidumbre de lo que verdaderamente sucedió la noche del acci...