Condena eterna.

22 5 0
                                    

Cuando el infinito ciega

nos aprietan los designios

del maligno carcelero,

quien con sus frías cadenas

nos esclaviza sin fuerza

y deja la crueldad al vuelo

de la paloma del intimismo.


Cuando el infinito ciega

todos huyen afligidos.

¡Cuánto daño en uno mismo!

¡Cuánto saber en la niebla!

La pasión de no entender.

La intensidad de no ver.

Simplemente el dolor

y la amargura de ser.


Lamento y lamentaré

por quien pudiendo saber

se arropa en el olvido

y quien sin comprender

se escusa en el poder,

pues ningún verso ha vivido

sin pluma de ave tintado

ni caballero alado,

volado sin dolorido

y astral puño acristalado.

Poemario improvisado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora