Sangrando por las retinas
observo el pasado en fotos
de cámaras con carrete.
Esa mujer de puro oro
y ojos de agua salada
buscando su voz en coro
adornada por espectros.
Sangrando por las retinas
la miro su hermoso rostro
tan juvenil y modesto.
Ahora... se acabó el coco,
se finalizaron los cuentos.
La edad es aire del lobo
que elimina simple paja
y destroza como porros
en boca del inmaduro.
Es agua en simples cocos
que erradica a los sedientos,
pero que maltrata monos
para busca de diamantes
en selva de grandes osos.
Matadme con un disparo
Y, solo, enterradme entre lobos.
Matad pasional recuerdo
que me envuelve en negro lodo.
Asesinadme y lloradme
blancas lágrimas a coro.
¡Matad al sensible poeta!
