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Tres semanas habían pasado desde que jimin había llegado a la mansión de los Jung, casi todo el tiempo estuvo al lado del Conde ya que lo ayudaba en su trabajo, tomaban el té de vez en cuando, el le enseñaba un poco de matemática y gramática ya que si bien sabia estas materias aun tenía mucho que aprender.

—hoy debemos ir a ver su vestuario para la fiesta, el sastre dijo que tiene que hacer una prueba antes de entregar el traje— eran las diez de la mañana y ya estaban trabajando, en estos días ambos se habían hecho más cercanos, jimin se sentía un poco más confiado.

—si, Conde Min, espero haya quedado bien porque fue horrible estar ahí, demasiadas miradas sobre mi— Siguio escribiendo

—bueno el sastre se emociono un poco al crear algo para usted, sus rasgos son muy finos —le halago

—no es para tanto—comentó modesto

—¿seguro que no es un príncipe que huyo del palacio?— jimin rió ante la frase del mayor, siempre le decía cosas así, era agradable

—usted siempre diciendo cosas atrevidas— le dio una corta mirada

—entonces debería demandarme— el menor negó con la cabeza

—me gusta estar con su compañía, es reconfortante—sonrio, yoongi quedo embobado por aquella expresión

—bien, debemos ir a la ciudad— ambos se levantaron de sus sillas y caminaron hacia el carruaje

El camino era un poco largo, jimin se había levantado de madrugada para ayudar un poco a seokjin,  después había ido donde el Conde así que estaba algo agotado, mientras miraba el paisaje por la ventana, poco a poco el sueño empezó a vencerle haciendo que su peso fuera hacia un costado, yoongi se dio cuenta y lo sostuvo para que no se golpeara, se sentó a su lado apoyando la cabeza del menor en su hombro para que descansara.

Llegando al lugar de destino el mayor desperto al doncell quien estaba un poco confundido por la situación

—vamos, el tiempo es oro— bajo el mayor y le extendió la mano para ayudarle a bajar

Ambos entraron a la sastrería, el jefe del luagar los saludo y le indico a jimin que lo siguiera para que se probara el traje, era hermoso, de un color azul marino ligeramente brillante y detalles dorados

El menor se lo probo mirandose en el espejo, se sentia avergonzado, parecia que solo su chaqueta costaba una fortuna

—el conde quiere ver como le queda el traje— jimin asintio y salio del vestidor

—le, le queda perfecto—miro embobado el mayor, ese color hacia que sus rasgos resaltarán aun más

—muchas gracias, iré a cambiarme—   yoongi asintio y el menor volvió al vestidor

—no hay nada que ajustar, sinceramente a ese chico le quedaría bien cualquier prenda—halago el sastre

—sin duda, tenga su pago— le entrego una pequeña bolsa

—siempre es un honor trabajar para usted—le hizo una reverencia

Luego que jimin se cambiara salieron para ir directo a casa pero este detuvo al noble

—disculpe— el aludido se detuvo mirandole

—digame— le tomo atención

—es que, yo... bueno... quisiera cortar mi cabello— el mayor le miro con el ceño algo fruncido

—¿por que? Si es bellísimo— el menor agacho la mirada

—es que, necesito dejar cosas atrás, además volvera a crecer de todos modos—yoongi comprendió a lo que se refería y asintió guiando lo hasta una barbería

UPRIGHTNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora