paralelo amor

capitulo 4

Llego a la mesa pocos minutos después de la corta pero importante conversación que mantuvo con Hanji, no sabía cómo tomarían los subordinados la noticia, si un mes parecía un corto plazo incluso para él, dos semanas le parecía muy apresurado, no tenía nada que objetar la decisión ya había sido tomada por todos esos viejos a los que le debía "respeto" aunque eso no le quitaba las ganas que tenia de matarlos a cada uno de ellos.

A paso tranquilos se dirigía a su asiento, ya estaba la mayoría en sus respectivos sitios, no tenían que ser unos genio para darse cuenta que no les convenía hacer enojar al Capitán y menos con la cara que traía ahora, se veía más molesto de lo normal y eso los hizo estremecer un poco a la mayoría más al saber que aunque siempre parecía molesto esta vez se apreciaba más en sus rasgos.

Presentían que algo malo estaba por suceder, pese a eso no dijeron nada y esperaron hasta que llegaran sus demás compañeros para empezar a comer.

Los miro a cada uno de ellos, todos habían cambiado notablemente en estos últimos años, tuvo la oportunidad de verlos cuando apenas se ingresaron a sus filas hace ya 5 años y aunque muchos de ellos ya no estuviesen le reconfortaba saber que sentados frente a él quedaban los más fuertes y valientes soldados.

No se engañaba sabía que muchos morirían en esa expedición aun con todo lo que han aprendido la muerte era algo inevitable al momento de salir de los muros. Trato de grabar las caras de cada uno de los jóvenes, todos con sueños diferente pero con la misma meta. "Salvar a la humanidad de la escoria que eran los titanes".

Deseaba más que nadie que ese deseo se hiciese realidad, nunca había tenido una vida fácil, estuvo rodeado de muertes desde que tenía uso de razón y aunque sonaba fantasioso y hasta tonto tenía que admitirlo que aún mantenía la esperanza de que algún día las murallas cayeran mientras se escuchaba gritos de victorias y lágrimas de felicidad. El día que eso sucediera tenía la plena certeza que no le importaría morir en ese preciso instante si eso significaba la libertad de su pueblo.

Cerro brevemente sus ojos y respiro profundo, aún faltaban 5 minutos para la hora acordada y por lo que veía unos cuantos tendrían limpieza extra desde hoy, y no había nada más que le enojara además de la suciedad que la irresponsabilidad!, volvió a mirar nuevamente los asiento restantes y vio cerca de la entrada que aparecían Sasha Braus, Conny Springer y Jean Kirschtein, no le extrañaba verlos juntos ya que trabajaban en equipo y lo hacían bastante bien. En el momento de estar en acción y aunque parecía extraño se complementaban y eso era lo importante.

También el grupo que no pasaba desapercibido era el de Eren Yeager, Mikasa Ackerman y Armin Arlet, estos tres eran muy unidos, cada uno tenían un punto a su favor. Armin aunque era débil mostraba tener una mente extremadamente brillante y esto era de gran ayuda al momento de idear tácticas en el acto a diferencia de Mikasa carecía de talento natural ella era un genio al momento de matar titanes, sus movimientos eran muy limpios pero sus ganas de proteger a Eren la hacían desviarse de lo que realmente debería importarle.

No era que le molestase, solo que desde hacía mucho tiempo se había dado cuenta que aferrarse a algo para después perderlo dolía más que el sentirse solo sin nadie a tu lado.. Eso lo había aprendido de la peor manera por eso que no se permitía tener sentimientos por nadie, ni siquiera por la cuatro ojos que estaba sentada a su lado. Tal vez cuando todo terminara si aún seguía con vida podía pensar en tener alguno que otro amigo, pero mientras siguieran viviendo en ese infierno tener amigos y sentimientos por ello no era opcional.

Quedo observando a Yeager, ese chico de ojos verdes aunque no lo pareciera era la clave para acabar con los titanes, aun no podía controlar muy bien su poder por lo que tenía prohibido transformarse a no ser que su vida dependiese de ello, tenían todas sus esperanzas en él y no estaba seguro de como terminarían las cosas, solo la fe y la voluntad les quedaba y mientras tuviesen eso seguirían de pie como soldados que eran.