Tras horas de charla cai rendida sobre la cama de mi habitacion, cuando desperte Stefan ya no estaba,por mi mente comenzaron a pasar infinidad de recuerdos que abrumaron mi cabeza, fatigada coloque mis manos en mi frente.... abrumada bajé las escaleras con la esperanza de encontrar en la nevera algo que comer, me alegre al ver que la señora Flowers había venido a hacer el desayuno.
-. Buenos días Señora Flowers.
-Buenos días Rebekah- dijo con una amable sonrisa en su rostro-¿tienes hambre?
-ui si...me muero de hambre
La señore Flawers coloco sobre la mesa un par de tortitas con chocolate caliente que yo debore sin que casi el plato tocara la mesa.
Rebekah, querida ¿Te molestaría llevarle esto a Stefan ?- me entrego un sobre de color cobre-. Llego hace unos minutos y me encuentro demasiado ocupada preparando el desayuno.
-Claro, no es molestia- asentí mientras subía las escaleras hacia el cuarto de Stefan.
-muchisimas gracias Rebekah
Subi las escaleras y fui a la habitacion de Stefan que estaba cerrada
-Stefan- lo llame mientras le daba unos golpecitos a la puerta-. Soy yo, abre.
-Stefan no está- dijo una voz familiar abriendo la puerta y asomando medio cuerpo ¡¿Damon?! Por dios, me acorde de todo lo que había visto, mis recuerdos... No pude evitar abrazarlo.
-¡Damon!- le dije mientras lo abrazaba-. No sabes cuanto te e echado de menos
-¿Qué rayo...?- se separo de mi y se me quedo mirando- ¿Qué te pasa?
-¿No me recuerdas?- le pregunte mientras bajaba la cabeza-. Veo que todavía sigues a Katherine.
-¿Bekah?- me preguntó, yo levante la cabeza con los ojos llorosos-. ¿Tú ya recuerdas todo?
-Stefan me ayudo- le dije sonriendo-. Me conto mi historia.
-¿Estas enfadada conmigo?- me pregunto mirando hacia el suelo-. Por lo de... tu, bueno, tu hermana.
-Yo nunca me enfadaria contigo, Damon- le dije acercándome a él y levantando su rostro-. Sabes que siempre te tuve mucho afecto.- me quedo mirando sus ojos-. Pero Katherine te había atrapado, ella era hermosa... No la culpo, estaba más que claro que la ibas a preferir a ella antes que a mí.
-Yo nunca la preferí a ella, Bekah- me dijo mirándome fijamente-. Estaba cegado, cegado por su belleza. Ella ya era vampira para cuando yo la conocí, poseía una belleza superior, extraordinaria. Todos caían a sus pies. No fui lo suficientemente fuerte como para resistirme, lo siento.
