Capítulo 3

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-¿Sabes cuanto te quiero?- me pregunta jackson mirándome fijamente a los ojos.

-Claro que si lo se- me acerco a el para abrazarlo.

-Te amo Leah, eres mi hermana, mi mejor amiga, mi todo, no quiero hacer esto pero es lo mejor para mí, te amo, estaré bien, y cuidate mientras no estoy- rompe el abrazo y se marcha, lo veo irse, pero no se a donde va, me siento vacía por dentro, hasta que mi cuerpo habla por mi, una lágrima baja por mi mejilla y...

-¡Leah!! Despierta- siento que me propinan un almohadazo.

-¡Diooos, jackson! ¿¡Porque me despiertas así!?- definitivamente jackson esta loco.

-Estabas hablando dormida. Y decías Jackson... Jackson.. No te vayas- Hace una muy mala imitación De mi voz aguda.

-O... Pues... Soñé contigo- dije algo triste, si antes me sentía mal, ahora me siento peor, no se porque..

-eso ya lo se, Leah soy el único chico alto, moreno, hermoso, inteligente, ojos grises, que se llama jackson- este se alaga a si mismo

-Jajaja- rió sin gracia -Jackson soñé que te ibas- lo dije triste, aunque no quiero estarlo pero hoy estoy devastada.

-¿Porqué Leah? Sabes muy bien que nunca te dejaría- Este se acerca a mi.

-Lo se pero fue muy extraño ese sueño- lo miro a esos ojos grises que siempre están ahí para mi.

-Los sueños nunca dicen la verdad, y si me voy te llevaría conmigo, eso ni lo dudes- me abraza y me da un empujón para caer en el piso.

<Y así señores es como se arruina un momento>

-¡Enserio, me tenías que tumbar!- dije levantandome

-Si... Además llevas durmiendo mas de 12 horas, ¡floja!- Se levanta, y se dirige a la puerta del cuarto la abre, y antes de salir voltea a verme y dice -Leah promete que no me dejarás-

-Lo prometo- lo digo lo más sincera posible, nunca dejaría a jackson.

Me sonríe y sale de la habitación.
Mientras yo me dirijo al baño, para hacer lo que todos hacen en baño, obvio ¿no?...

Cuando salgo del baño reviso mi teléfono este tenia cinco llamadas perdidas de mi padre, y cuatro de mi madre.

Me sentí de nuevo con ese sentimiento de pena, angustia, y tristeza, no quería hablar con mi mamá, ¿como se le ocurre llamarme? Después de lo que hizo.

Llamo a mi padre, el debe estar preocupado por mi, o ya sabia que estaría aquí.

En la llamada:

-¡Papá!-

-Leah, hija que bueno que me llamaste, estaba preocupado por ti, ¿en donde te quedaste?- lo dice con un tono de voz como si hubiera llorado toda la noche

Te Encontré Con Un VersoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora