Capítulo 1

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"Dan Brown, ¿me estás tomando el pelo?"

Detrás del mostrador de préstamos de la biblioteca estaba sentada Carmilla. Cogió el libro que habían dejado encima con un gesto de repugnancia en su cara. Pantalones de cuero, botas de motorista y una camiseta de Bikini Kill que hacían juego con su actitud. Estaba hastiada de tener que estar allí y no se iba a molestar en disimularlo. Hubiera preferido beber agua bendita de manera habitual que tener que trabajar allí ni un solo minuto más. Sin embargo, un trato era un trato. Trabajaría allí. Atraería a las chicas que ingenuamente cayesen en sus juegos. Se las llevaría a su madre. Coser y cantar. A cambio, ella la dejaría en paz. Más o menos.

Aunque que fuese un trabajo aburrido no significaba que no pudiese divertirse un poco en su día a día, y hacerle la vida un infierno a los usuarios de la biblioteca se había convertido en su pasatiempo favorito.

"Por tu bien, replantéate tus prioridades en la vida." Le devolvió el libro al hombre fan de Dan Brown.

La siguiente en la cola era una chica diminuta de pelo castaño que trataba de no reírse ante la situación porque sabía que era demasiado apropiado.

"Voy a presentar una queja a la administración. Esto es inaceptable," contestó el hombre irritado.

"Buena suerte con eso," contestó Carmilla esbozando una sonrisa satisfacción. Como si a su madre le importara mucho el nivel de satisfacción de los usuarios. "Siguiente."

Era el turno de Laura. Dejando caer la colección completa de libros de Jane Austen sobre el mostrador, se acercó a él.

"Noche loca, ¿eh?" Carmilla arqueó las cejas. El desagrado en la voz de Carmilla había desaparecido dejando paso al sarcasmo y a un sutil coqueteo.

Dejando escapar una risita, Laura contestó, "sí, algo así." Sacar todos los libros de Jane Austen de la biblioteca a la vez podría considerarse como un objetivo ambicioso por muchos, pero estaba de vacaciones de verano. Tenía todo el tiempo del mundo. Además de eso, su sobreprotector padre estaría fuera de la ciudad durante el fin de semana. Tendría la casa para ella sola y no tendría que aguantar a nadie que le advirtiera sobre los peligros de leer demasiadas horas seguidas. O las probabilidades de cortarse con una hoja de papel. Estaba emocionada con la idea. "Me gusta desmelenarme de vez en cuando," dijo sonriendo.

"Llámame la próxima vez, cupcake. Te enseñaré lo que es desmelenarse de verdad."

Laura se ruborizó. Tímidamente, sonrió.

"Este es muy bueno, también." Carmilla señaló un libro que tenía sobre el mostrador. Carol de Patricia Highsmith. Justo al lado tenía una taza con la frase "No tocar". "Si quieres darle un poco más de vidilla a tu fin de semana. Es la elección perfecta para una noche de chicas." Carmilla le guiñó un ojo.

"Es uno de mis favoritos."

"¿Dónde has estado toda mi vida, cariño?" Una sonrisa traviesa apareció en la cara de Carmilla. Se sentía genuinamente intrigada por esta chica, a saber por qué. Su reacción habitual ante la interacción humana era desconectar y esperar que terminase pronto. "Nunca te había visto por aquí. ¿Te acabas de mudar?"

"Estoy de vacaciones. Estudio en Silas."

"Silas... Déjame adivinar... ¿Filología?"

"Periodismo."

"Buena elección, Lois Lane." Cogió el sello que marcaba la fecha límite para devolver el libro. En dos semanas. A milímetros del papel dio marcha atrás. Se le había ocurrido una cosa. Cambió la fecha para la semana que viene. Así en una semana como máximo volvería a verla. "Aquí tienes, monada. Estos se tienen que devolver antes. Nueva política de la biblioteca." Se lo dio y le sonrió. Laura le devolvió la sonrisa. "Pásatelo bien."

Vampiros en la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora