¿Acaso había algo mal en él? Desde hace un tiempo se había enamorado profundamente de aquel nazi.
Sabía que lo que sentía no era correcto, especialmente porque a quien amaba era a la pareja de su padre.
El mayor soltó una pequeña risita, hasta volverse una carcajada.
— Pero por supuesto que lo amo pequeño, ¿porque preguntas cosas tan estúpidas?
El ruso, indignado acomodo su cabeza en el hombro del nazi, eso lo había tomado por sorpresa pero, no podía negar que, en cierto modo, aquella acción le era completamente tierna.
— Mi padre no te merece. —Dijo el menor cerrando sus ojos.
Flashback
“ — Sácale toda información que puedas, cualquier cosa por mínima que sea, nos ayudará. — Dijo el azabache.
El dictador miro por la ventana de su oficina, su semblante era serio hasta el punto de que parecía molesto; sentía asco por aquel plan tan "repugnante" según él, pero todo sea por la grandeza del pueblo alemán. Giró lentamente con una pequeña sonrisa esperando la respuesta del contrario.
— Haré todo lo que se me sea posible, mi Führer. — Dijo el rojizo dando una reverencia
— Que así sea.”
Fin flashback
Un antiguo recuerdo sacudió sus pensamientos, la emoción hizo que quisiera reír como desquiciado, pero gracias al menor se contuvo.
— No me merece... — De sus labios salió una sonrisa maliciosa, sus dientes afilados asustaron a los animales quienes salieron corriendo despavoridos. — Tienes razón, pequeño ruso.
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— ¡Vater! ¡Vater! ¡Rus-... — El joven tricolor paró bruscamente al ver que su padre no venía completamente solo
— Ah ¡Alemania! lleva a Rusia hasta su cuarto, por favor. — El menor asintió lentamente, desconfiado.
— S-sí padre.
En seguida el de lentes acompañó al adormilado chico de ushanka hasta su cuarto, dejando solo al nazi en aquel enorme jardín.
— ¡Third!¡¿Dónde estuviste en todo este tiempo?! — Dijo histérico sacudiendo al más bajo
— Solo fui a pintar — Quitó suavemente las enormes manos del soviético de sus hombros con una dulce sonrisa. — Por cierto, debo irme. Cuida a mi hijo hasta que vuelva.
Camino hasta uno de los viejos autos que estaban en la entrada principal de la enorme casa y entró rápidamente en el suyo. El euroasiático miró confundido como su pareja se alejaba en ese vehículo; un extraño sentimiento invadió su cabeza, un mal presentimiento; estaba seguro de que algo malo pasaría.
