Décimo Primer Capítulo.

190 13 0
                                    

Daniel estaba ahí, sentado en mi cama y me tomó por sorpresa verlo así.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? Me has metido un susto, Daniel.- Dije mientras secaba mi cabello con la toalla.

- Necesito hablar contigo, ven, siéntate.- Me quitó la toalla, me tomó de la mano y me sentó en la cama de espaldas a él.

- Sólo escúchame ¿Si? Por favor.- Dijo mientras me empezaba a secar el cabello con delicadeza y cariño.

- Entonces empieza a hablar.-

- De verdad quiero... no, de verdad necesito que me perdones por lastimarte, estaba drogado y cuando estoy así me pierdo, dejo de ser quien soy, Sofía por favor, ahora eres mi mundo y luego llega Tom y te trata como si le gustaras y me puso celoso, no quiero que nada te aleje de mi y menos mi mejor amigo.-

- Daniel, Tom y yo sólo somos muy buenos amigos, me ayuda siempre, estuvo conmigo cuando intenté vomitar de nuevo, me tranquilizo, me hace sentir segura y querida, algo que tú no has hecho para nada, tú intentaste forzarme a tener sexo contigo, eres... eres como una droga, me haces daño pero no puedo dejar de quererte, de desearte y me duele que seas así, cuando estaba en el hospital me sentía como la chica más afortunada y hermosa de todas porque estabas ahí y ahora me siento igual que antes de mal, siento que porque te soy muy incondicional, porque siempre te estoy pensando y porque eres mi primer amor, tu sabes que me tienes segura, tu sabes que sin ti todo es aburrido, todo es gris, Daniel, tú eres peligro y Tom es seguridad.-

- Sólo quiero estar contigo y hacerte feliz, Sofía, sólo eso.-

- No lo demuestras nada, Daniel.-

- Prometo demostrarlo día a día, por favor, sé que la he estado regando mucho pero es que nadie me pone tan nervioso como tu, nadie me había hecho pensar tanto, nadie me había dolido tanto... no sabes lo horrible que sentí verte en la cama del hospital y peor aún sabiendo que había sido mi culpa.- 

- ¿Lo prometes? -

- Lo juro.-

Me voltee y empecé a acercar mis labios muy lentamente a los de él, deseaba mucho ese sabor que me dejaban sus labios, como a una mezcla de miel y café, ya no me importaba que me hubiera lastimado o que tratara de que tuvieramos sexo a fuerza, ahora sólo me importaba el ahora, fue un beso tan pero tan cálido, le tomé el rostro con ambas manos y él me abrazaba fuerte de la cintura, bajé mis manos recorriendo su cuello llegando a sus hombros y cuando llegué un poco más abajo hizo una mueca de dolor, nos separamos y miré su brazo, seguía herido, como si se hubiera cortado con algo.

-¿Qué te pasó?-

- La verdad no recuerdo.-

- Ay vamos, no puedes sólo no recordar qué te pasó cuando tienes una herida así de mal.- Me paré de la cama, caminé hacia mi buró y saqué mi algodón y alcohol.

- Oye no, eso me va a doler más de lo que ya me duele.-

Sofía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora