YO SOY LA REINA [Elsanna]

CINCO

Ahora Elsa estaba a la cabeza del grupo, incluso delante de la misma guía del grupo, como si ella guiara al todos los otros estudiantes; como si ella conociera el castillo como si de la palma de su mano se tratara, pues habia tomado una drástica decisión desde el momento que la guía les notifico que irían a la capilla real ¿Cuál era? Fácil: Seguir las indicaciones de aquel constante susurro que escuchaba de vez en cuando, pero que cuando hacia acto de presencia, lo hacia fuerte y claro, como si fuera la orden de una reina con voz serena.

Elsa conocía esa voz, la conocía de alguna manera, sentía cálido en el pecho, a pesar de sentir escalofríos, raro para ella, porque siempre fue muy tolerante tanto al frio como al calor, aunque a este primero aun más.

La capilla real, todo el maldito pueblo de Arendelle sabia de ese lugar pero casi nadie de “la plebe” la conocía más que por noticieros o fotos en internet.

Volvieron a bajar las escaleras pero esta vez en lugar de ir a la izquierda que era donde estaba el gran salón, caminaron a la derecha y luego doblaron a la izquierda en un gran pasillo, súper ancho, todos podían caminar con libertad sin tener que estar todos apretados.

-Notaran que estos pasillos son mucho mas anchos que otros en el primer piso, eso se debe a que son muy recurridos por varias entidades importantes de la monarquía y no de las puede tener a todos amontonados- Explico la guía que a estas alturas caminaba a la par de Elsa, que por cierto no le estaba dando ni un poco de atención.

“Izquierda y al fondo” Era esa voz otra vez.
Elsa iba a doblar a la izquierda pero el carraspeo de garganta de la guía que noto su intención la hizo detenerse.

-Es todo derecho señorita- Le dijo señalando la gran puerta que estaba al fondo de por donde venían caminando.

“Maldita voz estúpida” Pensó sonrojándose un poco y algunos de sus compañeros rieron por lo bajo.

-Lo siento, es solo que me llamo la atención- Señalo la puerta del pasillo de la izquierda, una igual de grande que la de la capilla.

-Esa es una de las puertas que va a los pasillos exteriores del jardín, esos pasillos llevan a escaleras para que bajen al mismo.

¿Por qué aquella voz quería que fuera al jardín? ¿Qué habia en ese lugar?

-¿Podemos conocer el jardín?- Pregunto emocionada Rapunzel recordando la ojeada que le habia dado desde la ventana de la biblioteca.

-Me temo que no- Dijo la guía para decepción de varios estudiantes. -La princesa Annabella se encuentra en su clases de arte y las toma en el jardín así que tristemente no.

Los alumnos se miraron entre ellos y varios de ellos pensaron “Patética escusa” pero nadie lo diría en voz alta, claro esta.

“Izquierda y al fondo” Volvió a escuchar a sus espaldas mientras el grupo comenzaba a caminar a la capilla.

Miro sobre su hombro pero no vio a nadie, como era de esperarse ya a esas alturas.
-Izquierda y al fondo.

La voz masculina la hizo saltar en su lugar y mirar al frente, era Hans que la miraba con las manos en los bolsillos, con el cabello aun más alborotado que la vez que lo vio en la biblioteca.

-¿Qué has dicho?- Le pregunto colocando su mano derecha sobre su pecho. Su corazón latía como loco.

-Se que escuchaste algo rubia- Se acerco peligrosamente, casi acorralándola contra la pared.

-No se de que me estas hablando Hans- Fingió demencia tratando de controlar su nerviosismo.

El estrello su mano izquierda con fuerza en la pared que estaba detrás de ella, a un costado de su cara. Hans nunca habia sido su persona favorita en el mundo pero el siempre era cordial, parecía que estaba perdiendo la cabeza.

-No te hagas la muchacha buena conmigo- La amenazo apuntándola con el dedo índice.

Los ojos de Elsa empezaron a llenarse de lagrimas, haciendo que la parte blanca de estos se empezara a tornar roja.

-No llores mierda- Se acerco más a ella.
-Estoy simplemente pidiendo honestidad.

Quería decirle la verdad pero algo dentro de ella le decía que no debía.

Entonces por milagro del cielo, su profesora apareció, salvando a Elsa del magnatico que la tenia acorralada contra la pared.

Sin en cambio jamás pensó que Hans fuera tan astuto bajo la presión.

Hans la beso, apretándola contra la pared y tomándola de la cintura.

-¡Ustedes dos!

La profesora habia caminado a paso apretado a donde estaban sus dos estudiantes para separarlos, pero no fue necesario, Elsa empujo lejos al pelirrojo y su profesora noto que esta estaba llorando. 

-O’gorman ¿Esta bien?- Le pregunto la profesora

-No.

Elsa se alejo de los dos a las corridas, corrió a la capilla donde estaban el resto de sus compañeros y una vez dentro visualizó a Merida que rápidamente noto que algo andaba mal por el fantasmas de las lagrimas el las mejillas de Elsa.

Se arrojo a sus brazos y trato de no llorar.

Nadie noto nada raro, menos Rapunzel que estaba a su lado y noto el estado alterado de su prima.

Merida y Rapunzel la alejaron del grupo para poder hablar con ella.

-¿Elsa qué pasa?- Le pregunto la Corónense acariciando la espalda de la platinada intentando que calme su ataque de nervios. 

-El estúpido de Hans me beso- Soltó con frustración, enojo y asqueada.

-¿Qué?- Soltaron las dos igual de sorprendidas al mismo tiempo.

Elsa quiso seguir hablando pero vio como Hans entraba por la puerta de la capilla.

-Vamos más adelante, no quiero ver a este psicópata- Dijo haciendo un movimiento con su cabeza hacia Hans que no paraba de clavarle la mirada.

Merida tomo a Elsa de los hombro y la guío adelante del grupo para no tener que ver a Hans.

-¿Qué mierda le pasa? Parece loco.

-No se, solo no lo quiero cerca

-Si sigue así le metes una denuncia ¿Oíste Elsa?- Le planteo Rapunzel mirando sobre su hombro.

Hans no dejaba de mirar a la más pálida, pero no parece poder despegarse de la profesora

-Exageras- Le dijo Merida a la rubia dorada de cabello más debajo de su cintura.

Error grande por ese lado, nadie le decía a Rapunzel exagerada, era para que la muchacha mostrara su fuerte carácter y los colmillos que podía guardar bajo ese angelical rostro.

-No exagero cabeza de fosforo mal hecho- La ataco con un pasivo-agresivo muy bien ejecutado. -No pienso dejar que Elsa piense que no esta pasando nada serio cuando ya esta pasando. No se tu pero no es divertido que te besen sin tu consentimiento y menos que el idiota que lo hizo no te saque la mirada de encima.

-¿Me sigue mirando?- Pregunto Elsa atemorizada.

Merida miro sobre su hombro y si, efectivamente estaba mirando a Elsa como si de una presa se tratara. ¡Rayos! ¿Ese era el Hans con el que jugaba Free fire en el autobús escolar todos los días, de Lunes a Viernes? Se veía agitado, despeinado, bastante desalineado, parecía otra persona y debió aceptar que le causo un poco de desagrado ver como le clavaba la mirada a Elsa, como si fueran cuchillos hacia su espalda.

-Si, aun te mira- Le respondió la corónense.

-Pero la profesora no se despega de el.

Eso no la tranquilizo mucho pero por ahora le era medianamente suficiente.
No podía seguir así, sin duda este era el peor día de su vida, llagadas tarde, su ex novio, mareos, voces, papelones, FANTASMAS y para colmo un compañero estaba quizás pasando por lo mismo y en vez de ser un apoyo se convertía en un potencial abusador sexual y psicópata.
Pero bueno, ya nada podía ponerse peor ¿verdad?

… … …

-Su alteza, la hora de arte acabo, puede retirarse.

-Gracias señor Shorgen, lo veré la próxima clase.

La princesa hizo una agradecida reverencia y el hombre de unos 45 años de edad también lo hizo.

-Salúdeme a su madre, la duquesa mi lady.

-Ahora mismo luego de dejar mis cosas en mi estudio, iré a su oficina y le mandare sus cordiales saludos.

El hombre sonrió de soslayo y Annabella lo noto.

-Usted es muy amable, tan parecida a su padre- Esas palabras tocaron un poquitín su duro corazón, podía ser amable como su padre pero tenia un carácter muy parecido al de su abuela, según su queridísima madre. -Sera una excelente reina.

Annabella acomodo un mechón pelirrojo rebelde detrás de su oreja y le sonrió con amargura.

-No soltemos un grito de clamor por algo que aun no ha pasado señor.