SIETE

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Ella hubiera estado feliz en aquel salón si no fuera por un sencillo detalle que le había terminado de arruinar todo el maldito día que había tenido. Almendras.

Era alérgica a las almendras, como se suponía que iba a comer algo de la enorme mesa de centro si todos los pasteles y las galletas tenían almendras, parecía que el universo la había tomado de punto ese día y no la dejaría en paz por nada, ni por mas que rogara a los dioses llorando piedad.

¡Okey si! Parecía una declaración super exagerada pero así se sentía Elsa en ese momento, solo quería tomar chocolate caliente y comer un poco de pastel por todo lo que había estado aguantando pero noo, no podía tener ni un segundo de comodidad.

"¿Qué clase de perra fui en mi anterior vida para merecer esto señor?" Irónicamente pensó mientras se alejaba del grupo de estudiantes.

Estaba mal humorada y ahora si necesitaba estar sola.

Entonces ahí estaba ella, sentada en uno de los tantos sofás mirando las enormes pinturas mientras sorbía de la taza de chocolate caliente, tranquila hasta que sintió una mano posada con delicadeza sobre su hombro izquierdo.

Volteo esperando encontrar el rostro de su amiga de cabello pelirrojo alborotado o la carita de preocupación de la enana de su prima pero solo se encontró con los ojos viejos de una mujer regordeta que le sonreía con calidez.

-¡Oh! ¿Qué haces aquí sólita jovencita? ¿No te gusta el pastel o las galletas?- Pregunto dulcemente la mujer que llevaba puesto un especie de vestido de antiguo.

Elsa negó rápidamente con su cabeza, sintiéndose en total confianza con aquella desconocida mujer.

-No es eso, para nada, es solo que, soy alérgica a las almendras.

La mujer se cubrió la boca con ambas manos en señal de sorpresa y luego soltó una risilla simpática.

-Me lo hubieras dicho, ven conmigo a la cocina, tengo unas galletas de avena, miel y banana que te aseguro que te encantaran.

-No quiero ser molestia- Respondió penosa la rubia poniéndose de pie.

-Usted nunca sera molestia en este castillo.

De repente Elsa sintió un clip en su cabeza, como si fuera hipnosis, ella solo asintió con la cabeza y sin mirar atrás, sin dudarlo un segundo, luego de que la mujer pregunto: ¿Viene? Ella respondió un "Si" rotundo y de esa manera rompió la regla que la guía les había puesto desde que se pararon frente a la puerta principal "No separarse del grupo".

De repente estaba en la cocina con la mujer que bajaba un frasco de galletas de una de las mas altas lacenas del lugar, invitando a Elsa para que tomara asiento en la mesa de madera de la cocina.

-Tiene chispas de chocolate, se que te gustaran.

Elsa tomo la galleta y al momento de empezar a comerla, con la primera mordida, sus sentidos se dispararon y soltó un chillido de felicidad total. Ella ya había comido esas galletas antes pero no recordaba donde, el sabor era tan pero tan familiar, tan cálido, tan... alegre.

-¿Donde habían estado toda mi vida?- Soltó con las mejillas acaloradas y tomando otra galleta para mojarla en el chocolate caliente y llevársela a la boca.

-Me alegro de que te gusten- Dijo la mujer que aun estaba parada del otro lado de la mesa, mirándola sonriente.

-Por favor enséñeme a hacerlas- Dijo mostrando todos sus blancos dientes con un gran énfasis.

La mujer le regalo otra sonrisa y antes de que pudiera responder siquiera, una niña de dos trenzas, cabello pelirrojo, llena de pequitas, vestida con un lindo vestido antiguo verdoso y zapatitos de charol entro corriendo a la cocina, parándose en la silla que estaba a la izquierda de Elsa, en la punta para ser mas específicos, empezó a atacar las galletas como si no hubiera comido en todo el día. 

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2020 ⏰

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YO SOY LA REINA [Elsanna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora