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Antes que pudiera decir algo más, los chicos llegaron

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Antes que pudiera decir algo más, los chicos llegaron. Nos vieron y todos nos movimos para juntar mesas y sentarnos juntos.

Ben quedó en frente de mi. Rami a su derecha con Lucy, y Gwil quedó a mi izquierda. Joede mi lado derecho.

Y mientras tomábamos las cervezas y nos reíamos por los chistes y escenitas que Joe y Rami hacían se nos fue el tiempo.

Luego de unas cervezas, algunos platos de cacahuates, y dándonos cuenta que era medianoche, decidimos irnos.

Ahora, aparte de mi, en el auto tambien iba Joe.

Me dejaron a mi primero, me despedí de ambos y entré a mi apartamento.

Ben no tocó el tema de nuevo.

A la mañana siguiente, no necesité correr para llegar al trabajo. Era sábado, así que me desperté a las nueve.

Sorprendentemente no tenía jaqueca o señal de resaca, así puedo confirmar que supe manejar el alcohol anoche, lo que si tenía era sed, así que baje rápido a la cocina y me serví un vaso con agua, regresé a la habitación mientras iba tomando del vaso. Entré a la ducha, y salí diez minutos después

Aún con la toalla en mi cabeza, y la bata en mi cuerpo regresé a la planta baja para encender el estéreo. Conecté  un mini Xperia, que suelo usar para oir misica en casa. Reproduzco mi lista favorita, y la primer canción que suena es On Melancholy Hill, de The Gorillaz.

Son las nueve cuarenta y cinco cuando termino de vestirme. No saldré hoy, así que me pongo un pants gris, una suéter vino, encima del bralette negro que traigo abajo, y me calzo unas clara blancos.

Aplaque el cabello con la secadora, para luego matarlo en un moño alto de mi cabeza.

Por primera vez en mucho tiempo, me gusta mi aspecto mañanero, sin maquillaje, sin ocultar ni resaltar nada.

No soy la perfección en persona, pero mucho tiempo sufrí de baja autoestima, desde el Instituto. Y a la fecha a veces sigo lidiando con eso.

Mi cabello es castaño, lo tengo hasta media espalda. Mis ojos son grandes, almendrados, cafés. Soy de tez blanca. Mis cejas son pobladas, así que cada semana me pica las manos si no me las depilo. Tengo pecas sutiles, regadas por el rostro y pecho. No me molestan, de hecho, me gustan. No soy demasiado alta, no causa admiración mi altura. Mucho menos soy bajita, para verme tierna. Tengo una estatura promedio, eso creo... Y gracias a Dios he llegado a mi peso normal. En el que me siento cómoda. Por ahora.

Necesité visitar varias veces a mi psicóloga para ayudarme a ver las cosas positivas de mi físico, y de mi interior.

Sonrío al reflejo del espejo, me devuelve el gesto y puedo mantenerme así mientras recuerdo a aquella persona. Me ayudó a amar mi piel. Mi persona interior. Le estaré eternamente agradecida.

》》COMPASS《《Ben Hardy. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora