4

239 22 7
                                    

No hace falta decir que ése fue de los días más difíciles para mi.

Vestirme de negro, asistir a un funeral, e ir a un cementerio para despedirme de mi mejor amigo.

James siempre fue ese impulso que necesitaba para salir adelante. Para no echarme atrás.

Jules estaba destrozada. Nuestro mejor amigo se había ido. Y ninguna se pudo despedir de él. Recibir un último abrazo, un último beso, oir su voz por última vez. 

La abrace desde que habíamos llegado a la Iglesia, hasta el cementerio y llegando a mi hogar. No quiso quedarse sola. Y la verdad yo necesitaba compañía. La soledad no habría sido bien recibida por mi.

Adam fue una hierba mala, que me costó arrancar de raíz. Estaba muy metido en mi. Su actitud enfermiza me llevó a dudar de mi belleza. No fui una chica con autoestima por los cielos. Pero siente me di el visto bueno. Fue Adam quien me hizo dudar de mi. Y yo, siendo inocente, creía que no era lo suficientemente bonita, y por eso lo irritaba a niveles cósmicos.

Procuraba complacerlo en todo. Y yo quedé siempre en segundo plano.

Ya no más. Pensé. Ya no tienes poder sobre mi.

No asistí al entierro de Adam. Digo ¿cómo podría? Él nos arrebató a James. Ir con él habría sido burlarme de la muerte de mi amigo.

En nuestros años de escuela, intentamos iniciar una relación romántica. Con el fue mi primer beso, él fue mi primer pareja, y fue mi primera vez.

Después de estar juntos por un tiempo, nos dimos cuenta que, aunque nos queríamos demasiado, él y yo no podríamos funcionar como pareja.

Así que decidimos terminar, pero nuestra amistad continuó. Y eso siempre se lo agradecí.

No por que hayamos terminado algo, cortó los lazos de amistad. Siempre se antepuso nuestra amistad, por encima de cualquier deseo.

Oh James, donde quiera que estés, ten por seguro que estaré inmensamente agradecida a ti. A tu amistad incondicional.

(.....)

Respiro hondo. Jules estaba llegando a mi puerta. Lo supe por que iba hablando por teléfono, a pesar de tener la música, escuché su voz, debido a que afuera estaba de lo más silencioso con mis vecinos. Destrabé la puerta y, luego de limpiar por debajo de mis ojos, finalmente logro incorporarme y correr al baño para lavarme la cara y aplicar corrector en mi rostro que ahora estaba ligeramente rosáceo por el llanto.

Me había quedado allí los diez minutos que tardó mi amiga en llegar.

Después de la muerte de James, ella y yo nos volvimos absolutamente inseparables. Como uña y mugre andamos ahora. La amo. Y agradezco que ella se haya mantenido junto a mi

Escucho que toca la puerta, así que al tener el baño con la puerta abierta le grito que pase, que está abierto. Ella abre y pasa. Por mi parte, te go la cabeza enterrada en el lavamanos, para después cerrar la llave, secar deprisa mi rostro y aplicarme crema.

Abro mi cosmetiquera y saco el corrector, lo aplico y lo difumino.

Oigo a mi amiga empezar a hablar

- Bueno, nunca me puedo topar con ese bombón ¿Acaso le dijiste que huyera? - su pregunta y su perversidad me hace reír. Me asomo por la puerta para responder

- Debía recoger unas cosas con un amigo. De cualquier forma, si le habría dicho que huyera en cuánto le fuera posible - mi amiga gira a verme totalmente indignada, con la boca abierta y riendo falsamente.

》》COMPASS《《Ben Hardy. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora