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La lluvia no parecía querer parar esos días, desde que le encontró. Más bien, se sentía como si el golpeteo de las gotas en el suelo y los techos fuera la música de fondo que se mantendría todo el tiempo que aquella situación durara. Con esta idea en mente anhelaba, pues, que cuando se detuviera y no hubieran más días lluviosos, lo hiciera también el dolor en el que había vuelto a sumergirse.

Un amor como el que tuvo cuando fue adolescente, no podría tenerlo una vez más. Ahora en este punto, una semana después, dudaba de si siquiera podía hablar de dicho amor en pasado como si no se estuviera mintiendo. Aparentemente, Rosé se había mudado a un par de cuadras de su apartamento, y cada vez que la topaba o veía al pasar y se alborotaba todo en su interior, dudaba más y más.

Sin embargo, tampoco era como si pudiera olvidarse fácilmente de todo el daño, de cómo casi se pierde por completo a consecuencia de su abandono. Lisa todavía lo resentía, por supuesto, pero su corazón continuaba saltando como loco, siendo un verdadero ciego e inquieto a quien ni su raciocinio podía detenerlo bien, y  no evitaba, pese a esto, llorar y llorar en su habitación, presa de la rabia que sentía contra sí misma.

La noche la alcanzó de vuelta a su trabajo. Fue un día de esos donde no tuvo un solo segundo de paz por el trabajo acumulado, menos cuando tenía a Jisoo encima, apresurándole. Lisa no ingirió más que su café con una tostada en todo el día por tomarse la hora de almuerzo para adelantar, y se dio cuenta de que fue una de sus peores decisiones cuando su cuerpo comenzó a resentirlo y se lo cobró haciéndole sentir muy cansada.

Sus andar era irregular, se mareaba de repente, se tambaleaba hacia un lado y tropezaba con sus propios pies. No estaba bien, lo reconoció, y también que era la suma de la falta de alimento más su falta de sueño por el insomnio que venía acogiendo desde los días anteriores. De modo que buscó una pared para recostarse, cerrar los ojos y rogar reponerse. 

Por favor, estaba a unas cuadras de llegar a su casa.

-¿Lisa? ¿Estás bien?

La voz de Rosé se escuchó un tanto distorsionada, Lisa abrió los rojos para darse cuenta de que su visión lo estaba también, y al volverlos a cerrar, todo se apagó. No se enteró de más.

You, Clouds & Rain. (ChaeLisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora