Mariana al entrar ignoraba a todos, mientras que aquellas miradas de extrañeza se concentraban en mi, después de todo, era la pareja errada de su capitana el día de citas.
La entrada se hizo eterna, creí que me sentiría más incómoda, pero la mano de Mariana irradiaba tranquilidad, aunque no podía levantar mi cabeza de tanta vergüenza, no podía evitar reírme de la sorpresiva actitud engreída de la porrista que me llevaba de la mano.
- Capitana.- llamó nerviosa una chica a nuestro costado.
Mariana detuvo sus pasos, se pegó a mi protegiéndome con su cuerpo, volteo la mirada con una leve indiferencia, su rostro era realmente serio, al borde que la chica que pronunció su cargo, tenía un aspecto de haberse arrepentido por ello.
- ¿Qué ocurre?- preguntó seria.
- Baby la busca, está en el gimnasio, dijo que a penas la viéramos por los alrededores la enviamos con ella.- su voz era segura, pero tímida.
- Gracias.- dijo cortante.
Nos dirigimos al gimnasio aún con miradas sobre nosotras, al cabo de unos segundos cerca del gimnasio ya no había nadie.
- De seguro va a regañarme.- dijo rascándose la nuca con ansiedad.
- Creo que ya tengo que irme.- creí que iba a incomodarla.
- ¿En qué edificio estás?- dijo volviendo a su actitud amigable.
- En el uno.
- ¡Argh!- exclamó.- yo estoy en el dos.- me miró unos segundos, me analizaba los ojos.- ¿te molestaría acompañarme?- me tomó la mano.
- ¿Estaría bien?
- No te preocupes, te acompañaré a tu cuarto si lo deseas.- se encaminó conmigo hacia el gimnasio.
Realmente no tenía idea cómo era un día de citas, pero de seguro este era el mejor de la historia del día de citas.
Mi mano se estaba acostumbrando a la de Mariana, mis pensamientos me llevaban a fantasear que me protegía, pero no estaba tan alejada de la realidad, pensaba que tendría problemas con Alexa más adelante, que me golpearía aún más fuerte que antes, pero estaba tan encantada por la embriagadora personalidad de Mariana, que no cabía otro interés que no fuera ella.
Entramos al gimnasio, dentro estaba Baby al igual que varias animadoras más en un entrenamiento ligero, aunque parecía más que estaban conversando de lo más alegre.
Mariana parecía decidida, su mano sudaba entre la mía, no había articulado palabra alguna desde que decidí, o mejor dicho me obligó con voluntad a ir con ella al tomarme la mano.
Baby miró a Mariana detenidamente, con una expresión fría y ansiosa en sus ojos, las demás chicas nos divisaron y con esfuerzo intentaron fingir no ponernos atención,
Mariana transformó su dulzura, en una imponente defensiva persona, apretaba sus dedos contra los míos al son de los pasos firmes con los cual nos acercamos a Baby.
- Te estuve buscando ¿Dónde estabas?- preguntó arreglando unos documentos sobre una mesa.
- En mi día de citas.- dijo Mariana con una extraña sonrisa.
Baby la miró enojada, y me miró detenidamente antes de seguir con ella.
- ¿Es en serio?- preguntó con ironía y enojo.
- Mi nombre fue emparejado con ella ¿No?- Mariana me apuntó infantil, convirtiendo la conversación en una flecha directamente disparada a mi.
- Fue un error.- dijo indiferente.
ESTÁS LEYENDO
In My Memories
ContoFernanda García es una chica de 19 años, que ha vivido en un internado desde que sus padres murieron cuando tenía 16. Sufre constantemente el bullying fisico y psicológico de sus compañeras hasta el borde de no poder soportarlo mas; su monotonia emp...