Qué lejos estoy de solucionar esto. No sé a quién engaño cuando digo que es curiosidad. Es una maldita química, es una atracción tan carnal que me asusta. Y heme aquí, como una idiota, sin algo inteligente que decir.
¡Demonios!
―Buenas tardes, muy tardes. No es de buena educación la impuntualidad. Es algo que aborrezco― digo en un intento fallido de borrar la impresión de babosa que causé hace un minuto ―. No es que te aborrezca, pero no me gustan los retrasos. Y no me refiero a los que nos ocurren a las muj…
¡Rayos, Estefanía! ¿Qué fue eso?
Creo que el nerviosismo me ganó, porque he soltado una verborrea patética. Tan patética como yo. Él se limita a reírse, no hace falta que diga nada. La he cagado.
―Copiado, señorita Hernández. No más llegadas tardes ―se disculpa, levantando las manos en un gesto de rendición.
Su acento es particular. Profundo.
―Bien, ahora vamos a lo que nos trajo, a trabajar pues.
―Después de usted― señala al frente para que yo camine y él me siga.
¿Acaso me quiere ver el culo?
Suspiro y niego con la cabeza. Con algo de diversión, hago lo que me dice y salgo caminando. Abro la puerta del coche para sacar el equipo y caminamos hacia la playa. Todavía el sol no se pone y me gustaría hacer unas tomas antes del atardecer.
Cuando llegamos, lo acomodo todo bajo unas sombrillas. Dirijo mi mirada hacia él y le indico que se siente en la tumbona para retocarle un poco el rostro. Aunque no es que lo necesite, así está perfecto.
― ¿Dónde está la chica dulce? ―pregunta cuando ve que soy yo la que lo va a maquillar.
― Le di la tarde libre, no la voy a necesitar.
― ¿Entonces, solo somos nosotros? ―pregunta casi afirmando.
―Yo sola puedo. Además, el trabajo de hoy es algo sencillo. Solo el mar y tú― esto último lo digo mirándolo a los ojos pasándole una esponja con un poco de polvo de base para eliminar el sudor de su frente.
― ¡Vaya! Qué profunda, señorita.
Hoy está mucho más hablador que la vez anterior. Ya no actúa con tanto misterio. Este Alleyne es coqueto y comunicativo, me gusta. Se está soltando.
― Bien, ya estás listo ―digo evadiendo su comentario. ―Vamos a caminar hacia la orilla y te acuestas en la arena. Por ahora nada va a mojarse.
¡Que viva el doble sentido, si señor!
―Entendido, nada de mojarse… aún ―me sonríe con picardía. Aquí vamos con el coqueteo de nuevo.
―Puedes tutearme. No soy dueña de una compañía ni soy mayor que tú. Así que, puedes perder el formalismo y llamarme Fani ―digo poniendo las manos en forma de jarra.
―Perfecto, Fani ―afirma con su voz ronca y ese acento que me gusta tanto. ―Vamos a por esas magníficas fotos.
***
Alleyne se encuentra acostado en la arena, apoyado en sus codos. Se ve tan sexy en su traje de baño. Las fotos están quedando muy bien. La playa es un lugar hermoso.
Cuando observo el horizonte, me doy cuenta de que ya empieza a atardecer. El sol es una mezcla de rojo y naranja. Hora de mojarse. Las pocas personas que se encuentran cerca, nos miran fijamente. Parece que les entretiene el espectáculo.
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KEEP FOCUS
ChickLitLa fotografía es, según la Wikipedia, el arte y la técnica de obtener imágenes duraderas debidas a la acción de la luz. Para Estefanía Hernández el concepto es otro, se trata de su vida, su esencia, su escape y sobre todo su amor verdadero. Pero no...