CAPITULO 4

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21 de octubre 2018

Necesito un descanso de la intensa semana que viví, demasiado pesada para mi gusto. Así que, como cualquier mortal, me dedico a hacer zapping y vestir mi mejor pijama a las doce del mediodía. Lala llamó para pasar al rato y hacerme compañía, pero aún no llega.

Me detengo en un canal donde están retransmitiendo uno de los últimos desfiles de moda de la agencia en la que trabajé. Es un orgullo para mí haber sido parte de ese lugar al que considero una escuela. Me he ganado mucho prestigio por mis años de esfuerzo y, de vez en cuando, me invitan a algún evento por los viejos ―no tan viejos― tiempos. Empezar un sueño requiere de mucha dedicación y hacerse alguien independiente en este mundo, requiere de coraje. Solo espero que el sueño no me aplaste y el éxito me acompañe.

Lala llama para que le abra la puerta. Aunque tiene un juego de llaves, no los usa a no ser una emergencia.

― ¡Llegó lo mejor de tu vida a iluminar este aburrido e insípido lugar! ―entra como un rayo y se tira en el sofá.

Mi departamento es pequeño pero acogedor. Cuenta con tres habitaciones: una de invitados, una que acondicioné para trabajar y la mía. La sala-comedor es más espaciosa pero la cocina es pequeña, aunque contiene todo lo necesario. Lo que más me gusta es el pequeño balcón con puertas de cristal que me dan una excelente vista de la ciudad de Miami. Lástima que no tenga vista al mar, pero esos departamentos son más costosos y no me lo puedo permitir por el momento.

― ¿Y la mosquetera que falta? ¿No te ha llamado? A mí no me coge el teléfono―digo refiriéndome a Maddi.

―Sí, esta mañana me llamó diciendo que no la molestemos, que iba a estudiar para un examen de la especialidad con el aburrido de Ben. Seguro que cuando terminen con cirugía, siguen con anatomía ―los gestos de las cejas me indican lo que pasa por su sucia mente y yo solo puedo reír con las ocurrencias de esta loca.

Maddi está estudiando la especialidad de cirugía. La medicina es una carrera dura que necesita de mucho esfuerzo y dedicación. Aunque eso no le impide irse de fiesta con nosotras a cada rato. Su novio Benjamín también estudia lo mismo, así qué son nerds juntos en eso de la medicina. En estos tres años se ha ganado mi cariño porque trata muy bien a mi amiga y la apoya en todo. Mientras Maddi disfruta de su noviazgo, Lala y yo somos almas libres en busca de diversión.

―Bien ¿Qué hay de nuevo ―comienza el interrogatorio.

― Anoche me llegaron unos mensajes muy raros. Al principio pensé que eras tú o Maddi bromeando, pero luego me di cuenta de que el autor de dichos mensajes era el señorito misterio. Me ha invitado a un café hoy y no sé si aceptar a tan... repentina invitación ―le suelto el chisme así de rápido para crear un impacto dramático.

― Joder, sí que es rápido y directo. No esperó ni a los tres famosos días ―afirma mi amiga con cara de asombro.

― Tampoco es la gran cosa, es solo un café.

― Es el café de la doble intención mi querida Fani y debes ir preparada para la ocasión ―me dice palmeando mi espalda como si yo fuera niña pequeña―. Pero tranquila, yo me encargo de todo. Vamos a dejarlo con la baba en el piso y deseoso de algo más que un ordinario e insípido café. Te va a preparar la mejor en estos asuntos.

―Ya, y la modestia la dejaste con el portero ―le reprocho con diversión.

―Esa perra a la que llamas modestia, me abandonó a los nueve años. Deberías estar acostumbrada― me guiña un ojo y me tira un beso.

Rio mientras me dejo arrastrar al baño para que juegue al hada madrina. Mi amiga es especial y un poco loca. Vaya dilema que se trae porque es psicóloga de profesión y está más loca que una cabra.

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2020 ⏰

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