~Capitulo#1

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"Así, incansablemente, insobornablemente, entre siempre y jamás, fluye la vida insomne. Pasan los grandes ojos abiertos de la vida."
—Mario Benedetti.

Cómo me gustaría ser capaz de ver más allá de mi realidad. ¿Qué les digo? Soy un chico normal de 22 años que no le ve sentido a creer en algo que simplemente no se ve o en algo que literalmente nos hace daño. La mayoría de las personas son estúpidas, a mi parecer. Siempre quieren mostrar lo que todos desean ver y no lo que ellas realmente tienen para ofrecer. Es triste en realidad.

—Drexx... ¡Drexx, por el amor de Dios, te estoy hablando! —dijo mi psicóloga con tono molesto, mirándome con el ceño fruncido.

—Lo siento, señora Griffin. Es que me distraje un poco con... ehh... creo que debo irme, se me hace tarde para la universidad —dije con mi mejor cara de niño bueno. Esta señora en serio está empeñada en hacerme entender por qué Dios es bueno para nosotros.

—Está bien, Drexx, pero prométeme que vendrás el próximo lunes —dijo mirándome fijamente. Esta señora da miedo cuando se lo propone.

—Claro, señora Griffin, no le fallaré —dije con una sonrisa triunfante. Al fin, ya puedo salir de aquí. Mis padres insisten en que debo ir a terapia porque, según ellos, le falta el respeto a Dios al no creer en Él. La verdad es que ya le he explicado a esta señora que no necesito que me convenza de nada. También tengo claro que mis padres lo hacen para parecer que les importo y que lo hacen "por mi bien".

Salí del consultorio y me dirigió a mi auto. Pensaba ponerme en marcha hacia la universidad hasta que recordé que tenía que pasar a buscar a mi hermana. La pecosa aún no sabe conducir, la muy enana, así que cambió de rumbo hacia casa.

—Hola, pecosa, ¿ya estás lista? —dije con una sonrisa, sabiendo que odia que le diga así.

—¿Por qué no te compras una vida y te fijas en tus propios defectos, idiota? —respondió, girando los ojos. Tan dulce como siempre. Me encanta.

—Súbete ya, que se nos hará tarde, enana —dije riendo. Le tengo mucho aprecio a mi hermana, aunque ustedes la vean como una cascarrabias. Para mí es la cosita más tierna y pequeña del mundo. Imagínense a un pitufo enojado con Gargamel; así de adorable-diablilla es ella.

—Ya llegamos, pecosa. Espero que por fin hagas amigos —dije con tono burlón. Amo hacerla enojar.

—¡Déjame en paz! —dijo bajándose del auto.

—¡Estoy harto de escucharte hablar con tus muñecas! —le grité para que me oyera.

—¡Púdrete, Drexx! —gritó de vuelta, levantándome el dedo del medio. Le tiré un beso al aire y volví a la carretera.

Le di una última mirada al instituto de mi hermana y partí hacia la universidad.

—Aquí vamos —suspiré, pisando el acelerador.

—Chicos, ¿vieron a las de segundo año? —decía Rok mientras observaba a un grupo de chicas que claramente apenas están comenzando la universidad. Son muy jóvenes. En serio, tendré una larga charla con Rok para que no se meta en problemas. Él ya es mayor de edad y esas chicas solo le traerán complicaciones.

—Verdad, Drexx? —preguntó James, sacándome de mis pensamientos.

—Sí, sí, esas chicas son lindas —dije en un intento torpe de disimular que no les prestaba atención.

—¿Cuáles? ¿Mis bolas? —soltó Scott, riendo a carcajadas. Todos se rieron.

—Idiotas —murmuré, girando los ojos—. No, las tetas de tu mamá, Scott —dije esta vez riéndome yo.

Mi realidad después de ella [REALIDADES DISTINTAS #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora