Capitulo XXIX

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Exhale con frustración al ver la hora, habían pasado más de cuarenta y cinco minutos y no parecía que el paseo fuera a terminar pronto.

Intente relajarme, no podía perder la poca paciencia que tenía- ¿Falta mucho?- Pregunté con la voz ronca de no haber hablado en un rato.

No recibí respuesta- ¿Alex?- Insistí casi suplicando

El se aclaró la garganta, dejando ver su nerviosismo- Aún no se cuanto falta- Dijo sin más.

-¿Que?- Lisa se notaba molesta, muy molesta- ¡El puto mundo se está acabado, según ustedes, y nos estas llevando a un lugar que ni siquiera tu sabes donde es! ¿Que mierda intentan?

-Intento saber como decirles la verdad, como explicarles todo lo que esta pasando- Alex se estaba rompiendo. Las manos las tenía fijas en el volante pero se notaban temblorosas- Les quiero contar todo pero quiero que me crean, necesito que me crean. Estoy seguro que Ronnie esta a salvo, quiero solucionar esto pero no creo que pueda.

La camioneta se detuvo- ¿O sea que solo estas haciendo tiempo para lo que sea que sucederá?- Ni siquiera intente sonar molesta, porque en realidad no lo estoy, solo tengo miedo- Alex, si el mundo se está acabado por lo menos quiero abrazar a mi pequeña sobrina una última vez.

Una vez más las lágrimas bajaron por mis mejillas, sentí como la camioneta se detuvo. Ninguno se movió, ninguno dijo nada.

Así estuvimos un rato, acompañados por el sonido del exterior.

-¿Como están tan seguros del fin del mundo?- Lisa rompió el silencio- ¿trabajan para algún gobierno que está creando esto?

Jake y Alex se miraron, mi celular sonó anunciando una llamada.

Era mi madre.

En cuanto conteste la voz de mi madre se escucho *Agatha, regresó, Ronnie esta bien. La encontramos caminando sola en el parque, esta pálida y no quiere hablar, ven aquí rápido*

Mi corazón comenzó a bombear a toda velocidad, mi niña estaba en casa- Llevanos a casa, ella está bien. ¡Rápido!

Ambos chicos parecían aturdidos, como si no pudieran creer lo que les acababa de decir, Alex no tardó en poner el auto en marcha.

Me sentí aliviada y a la vez completamente nerviosa, aun no sabíamos en que estaban metidos aquellos dos, pero no me importaba en este momento.

Llegamos casi dos horas después ya que el tráfico empeoró por todo el desastre del segundo terremoto, abrí la puerta apresurada.

La pequeña estaba sentada en un sillón mirando el piso jugando con sus pies, absorta en sus pensamientos, sus padres estaban a su lado, sin pensarlo corrí a abrazarla.

Todo el miedo que sentí apenas hacía apenas unas horas se disipó al sentir el pequeño y delgado cuerpo de mi sobrina.

Escuche el sollozo de mi madre, aun no lograba calmarse, siempre ha tenido problemas con controlar su llanto desmesurado.

-Mi amor- Me despegue un poco de ella mirando sus enormes ojos- ¿Que paso, te hicieron algo, como estas?

Parecía cansada, pero no tenía ni siquiera un raspón, por lo menos en las partes visibles de su cuerpo- Tengo sueño, tía- Sus padres reaccionaron al escuchar la aguda voz

-No había dicho palabra desde que regresó- Escuché el susurro de mi mamá

-¿Quieres que te llevemos arriba, princesa? Pará qué descanses un poco- Kai intento cargarla, ella quito su agarre de manera apresurada

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