Diario de una soltera

chapter three

Por suerte, los días pasaron lentos, aunque hoy ya era sábado. Realmente estaba nerviosa, estuve buscando qué ponerme para estar presentable, porque así soy.

Lucas no me ha escrito aún, pero si estuvo viendo mis fotos. Era atractivo y también supe que practicaba rugby (obvio que también estuve stalkeando para actualizarme). Veía mis historias así como yo las de él. Pero todo hasta ahí.

Carlita me ayudó a conseguir un vestido y unos zapatos preciosos, odiaba los tacos altos, así que los que elegimos iban bien con mi estilo. No soy de usar vestidos ni zapatos, de hecho tengo un solo par, y de vestidos de fiesta....mmm.... No sé, pero el que compramos era de color bordo, así que iba bien con los zapatos negros.

Estuve probandomelo y haciendo podés, sacando fotos y por supuesto que guarde solamente una, las demás salieron feas.

A todo esto se hicieron las nueve de la noche. Rodrigo con Carla pasarían a buscarme y nos encontrariamos con Lucas en el restaurante.

Todo joya, todo piola, ellos me buscaron, yo iba con el corazón en la boca de los nervios (sí, se dirán que soy muy exagerada, pero esto de las citas no es lo mío, siempre me cuesta creer que le gusto a un chico) y cuando llegamos, ahí estaba mi príncipe azul.

Ahhh, Lucas... Mi Romeo... Que bonito se veía en persona.

Nos presentamos, y para ser sincera, todo salió de diez. Charlamos, reímos, cenamos (la parte más emocionante de la noche) y luego vino la parte más nerviosa de la noche: irse a casa. Por supuesto que Lucas se ofreció a llevarme, y yo estaba pensando en que tema sacar.

Pero todo iba bien, mientras íbamos en su auto con la radio prendida y teniendo una conversación casual, ví una escena que realmente desearía haberla evitado: el amor de mi vida abrazado a una chica.

Guaaau, eso sí dolió. Siempre trato de parecer dura, la que no me importa nada, que no me duele... pero admito que cuando algo me duele, duele... No sé si entendieron.
¡Encima esa chica parecía preciosa!
Creo que se notó que algo no me gustó, porque Lucas se me quedó mirando sin entender nada. No hablé de lo que había visto, porque era obvio que mi acompañante no entendería, pero aún así traté de hacer como si nada pasara y seguir "normal".

Llegamos a destino, y cuando estaba por saludarlo él me frena:

—¿Qué...tal la pasaste hoy?

Siendo sincera contesté—Muy bien, hace rato que no salía a cenar afuera.

Él sonrió, y vaya, que bonita sonrisa.

—Me alegro, yo también la pasé muy bien. ¿Hay posibilidad de que se repita?

—¡Por supuesto que sí! Cuando quieras.

—Muy bien, pero... Necesito tu número de teléfono—ambos reímos, y sí, era sabido que eso pasaría. Y sí, obvio que le pasé mi número.

—Bien, que tengas buenas noches Lucas—sonreí. Tenía que ser amable después de todo, él no tenía la culpa de la escena que acaba de ver. Auch, mi corazoncito...

—¿Estás bien? Porque parece que viste algo que no debías, o no te gustó...—¿Acaso se notó mucho?

—No... Solamente estoy cansada,—reí—está todo bien.

—Bien... Bueno, ehh, nos vemos otro día, cuando puedas y quieras... Nos escribimos.

Y así pasó todo. Lucas se fue, y yo en mi cama me hundí en la miseria y el dolor... Bueno, tanto así no, pero casi.

¿Vieron cuando ven algo que realmente les duele y no saben cómo lidiar con ese sentimiento? O se preguntan: ¿Qué puedo hacer para dejar de sentirlo? ¿Por qué me duele? ¿Realmente es el amor de mi vida?

Yo suelo llamar así a los chicos que me gustan, o gustaban, pero la mayoría de ellos dejaron de gustarme por cosas simples y cuando pasaban estas situaciones —como la de hoy— y no me afectaba en nada... Pero con este chico, me olvido de él por un tiempo y luego vuelve a aparecer en mi mente, luego me olvido de vuelta y vuelve a aparecer y así...

Pero más adelante les contaré cómo nos conocimos y demás cosas.