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Todos miraban desde lejos al inalcanzable hermano menor de Mean Suppasit, hechizados por la enigmática aura de soledad que lo rodeaba, no sabiendo si sentir lástima por la vida apartada que le tocó llevar o sentir envidia por lo podrido que estaba en dinero, sin olvidar su peculiar belleza casi andrógina y dual.

Las facciones casi querubinescas de Saint Suppasit y su voz baja, adjuntado a la timidez social que siempre mostró no eran más que una máscara muy bien elaborada de la que nadie alguna vez sospecharía algo.

Pero bueno, no todo es puro, y los hermanos Suppasit me lo demostraron. Aquí estaba, atado a la cama del hermano menor de Mean -a quien llegué a considerar un amigo- y esperando no morir esta noche, porque la mirada lobuna del muchacho que estaba sentado a los pies de la cama, observándome con unos ojos fríos que me congelaban hasta la sangre y me hacían sudar helado, me decía que era muy poco probable que saliera vivo.

-Tenía unos planes bastante interesantes... Pero viéndolo así, Phi, creo que los voy a alterar un poco.

Cuando Mean me invitó a cenar, no esperaba aparecer atado en la cama de su hermano menor, completamente desnudo y aterrado como el infierno. La vida da vueltas extrañas a veces ¿No? Es bastante loco.

-Cariño, no me importaría pasar una noche interesante contigo siempre y cuando ese cuchillo no esté en tus planes o, en su defecto, la alteración de tus planes.

Sí, esa mirada gélida me dice que es muy probable que muera hoy.

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¿La sigo?

Se me antoja comerme un Saint con helado de vainilla, ahr 🤠

Diganle no a las drogas.

Necrofagia ◇ ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora