⫷𝟶𝟹⫸

481 78 18
                                    

╔════ஜ۩۞۩ஜ════╗
𝐄𝐬𝐜𝐮𝐜𝐡𝐚𝐫
╚════ஜ۩۞۩ஜ════╝

Los pasos de Joss resonaron detrás mío, traté de no ponerle atención incluso cuando me era imposible no sentir el efecto de su mirada sobre mí. No me doblegaría, me refiero a que no quiero hacer el ridículo diciéndole que se aparte de mí como si fuera un amante resentido. Sin embargo, también vi la oportunidad de preguntarle sus intenciones con el querubín, me estaría arriesgando a bromas estúpidas y preguntas inoportunas, pero Joss debía saber que no era inteligente un movimiento en falso con los Suppasit justo en este momento.

Solamente estuvimos cinco minutos con los mellizos, quizá un minuto menos o un minuto más, se basaron generalmente en hacernos preguntas de nuestras carreras y de las personas con quienes habíamos trabajado. Bueno, Mean fue el único en preguntar, Saint Suppasit estuvo callado salvo cuando nos dio la bienvenida con una sonrisa que prometía un futuro brillante. Quisiera decir que le puse más atención a lo que hacía mientras su mellizo hablaba, pero preferí no arriesgarme, aunque a Joss se le había presentado la actitud impulsiva que siempre he recalcado, es obvio que está como idiota por el querubín. Creo que la presa podría ser otra persona, Joss perdió sus astucia lobuna con solo una bienvenida y una sonrisa. Es, en efecto, el efecto Suppasit, desarmar a los hombres que alguna vez se creyeron poderosos en menos de quince segundos. Me incluyo, pero al menos siempre supe que soy de carne débil.

Cuando salimos del edificio al que insistí en llamarle La casa de cristal, un auto negro, que podría decir era alguna especie de mini limusina, se detuvo en la acera frente a Joss y a mí.

—¿Se irán sólos? —vi a Mean Suppasit a través de la ventana baja del auto negro, ocupando el asiento trasero con su mellizo al lado—. Si lo quieren, podemos darles un aventón.

En definitiva, no sé que tendrían o habrían hecho las personas que me dijeron que Mean era un bastardo.

—Muchas gracias, pero de hecho necesito hacer algo —les sonreí tratando de no sonar malagradecido. Demonios que quería subir a ese auto, pero debía comprar algunas cosas para el cumpleaños de Max, un viejo amigo que no había visto hacía mucho tiempo—. En otra ocasión será, quizá Joss sí quiera ir con ustedes.

—¿P'Joss? ¿Acepta?

—De hecho yo también debo hacer algo —¡Vamos, hombre! Era una oportunidad peligrosa—. Gracias Nong, créame que quisiera ir pero mi ruta será larga.

—¡No importa, en serio! Ni Saint ni yo tenemos mucho que hacer, un paseo antes de ir a casa a encerrarnos no nos hará mal, espero no sonar muy insistente, pero en serio, es un poco aburrido compartir el auto con Saint...

—¡Hey!

Ni Joss ni yo nos resistimos al puchero de Saint, fue un adorable conejito pegándole a un gato que no le prestó atención, en ese momento me sentí mejor, los pensamientos asquerosos de los mellizos teniendo tendencias incestuosas ya no se me hicieron tan innovadores como en un principio. Aceptamos la oferta, no estaría mal relacionarnos con el jefe y más si él se mostraba tan generoso; parecía sospechoso, aunque no puedo determinar para que querrían ser tan amables con nosotros.

—¿A donde irán? —Mean se recostó en el asiento; tenía que admitirlo, había algo en él que era inquietante, sus ojos tenían un brillo que no logro definir con palabras todavía, incluso cuando es tan amable su presencia sigue haciendo que necesite tener precaución.

—Yo iba a un restaurante en el este, si es muy lejos pueden dejarme en algún punto para tomar un taxi —vi a Joss por el rabillo del ojo, mi apartamento quedaba en el este, así que no es difícil deducir sus intenciones.

Necrofagia ◇ ZaintSeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora