Un mes

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La distancia que tenían Tanjiro y él era la relación normal profesor-estudiante que se había propuesto. Se había tomado el tiempo de verlo de lejos.

El chico era un estudiante inteligente y justo, tenía muy buena reputación con casi todos los maestros y había terminado por ganar el título de delegado de la clase. La mayor parte del tiempo siempre se ofrecía a ayudarlo a llevar los deberes de la clase a su despacho con una bonita sonrisa cuando terminaba su hora.

— ¡Profesor Rengoku, déjeme ayudarlo! —Hoy tampoco fue la excepción. Rengoku estaba guardando unas cuantas espadas que tomó prestadas del club de teatro para su clase. Hoy había hecho una batalla simulada de samurais con sus estudiantes para explicarles las guerras Genpei de la era Heian.

La clase estaba contenta, pudo notar que la mayoría captó bastante la esencia de la guerra. "Minamoto no Yorimasa" o mejor dicho Inosuke que había sido líder del clan que se rebeló con el país estaba mirando muy feliz una estrellita que se le había dado por su buen trabajo en clase.

El espíritu latente de él como el personaje revolucionario había terminado por llamar a todos y terminaron en una pelea de espadas más emocionante de lo normal.

No pudo evitar reírse cuando vio también a Tanjiro dejarse llevar por la emoción siendo líder de la contra parte. Los aretes hanafuda que suele llevar puesto le dieron el ambiente de estar en otra época.

El problema fue cuando ambos quisieron pasarse y se emocionaron demás. Tuvo que hacer una interferencia entre "ambos clanes" cuando Inosuke y Tanjiro parecían haberlo tomado como reto personal atacándose de una forma salvaje por incitación del alfa.

Le sorprendió el lado masculino y genial de Tanjiro al momento de atacar. Aunque estaba secretamente contento de descubrir un nuevo rostro suyo.

Tanjiro que ahora estaba más relajado parecía más enfocado en él que en la estrella que también tenía pegada al cuaderno. Mirándolo con esos ojos inocentes le dio la sensación que el chico que vio antes no era él.

— No es necesario que te preocupes, no son muchas. —Rechazó el profesor. Ya había apilado casi todas en una caja. — Aparte tu cambio de salón es ahora, no creo que deba quitarte tu tiempo.

— ¡Pero también faltan los deberes de hoy! Son muchos y no puede llevarlos solo.

— Eso es verdad. —Asintió y se quedó pensativo. Tanjiro tenía una expresión desesperada muy linda tratando de convencerlo en que aceptara su ayuda. Finalmente sonrió. — Entonces, ¿qué te parece hacerlo cuando toque su receso? Si no te molesta, Kamado, estaría agradecido.

— ¡Déjamelo a mí!

El rostro del chico se ilumino y él no pudo evitar sonreír. Le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza para luego tomar la caja y su portafolio para retirarse de la clase. Todos los alumnos alegremente le dieron la despedida mientras uno le ayudo a cerrar la puerta.

Cuando estuvo finalmente afuera, soltó un suspiro y se apoyó en la puerta. «Hoy olía demasiado bien.» Ah, era una tortura no poder externar sus emociones.

Era una locura como podía resistirse a la dulce esencia de flores que tenía su destinado, sin embargo, estaba satisfecho consigo mismo. Podía conocer muchos aspectos de Tanjiro cuidándolo de lejos, saber más de sus gustos y sentir también como él buscaba cierta cercanía con él.

¿Será que ambos se deseaban mutuamente? No quería volar demasiado alto. Estaban yendo lento y seguro. Eso era suficientemente perfecto para él.

Si podía disfrutar un poco más de esos nuevos lados de Tanjiro estaba complacido.



Llegó a su despacho después de devolver el material al club de teatro. Ya estaba cerca de la semana de calificaciones y sinceramente estaba bastante cansado amaneciéndose haciendo los exámenes para sus clases.

«No tengo clase hasta después del almuerzo y solo me falta acabar un examen para la clase de tercero. Creo que puedo tomar una pequeña siesta.» Miro el reloj de pared comprobando el horario, apoyo su saco en la silla y se recostó sobre su escritorio. No le tomó mucho tiempo cuando se sintió adormilado y cerró los ojos.

No supo después ni cuánto tiempo paso cuando sintió la sensación de unos dedos rozarle el rostro. Eran suaves y lo tocaron con cuidado acariciándole el cabello hasta frotar sus mejillas.

Era una esencia conocida. Olía tan bien que eso provocó que no hiciera nada contra ella. Acompañado del calor del sol de la tarde solo se relajó disfrutando del tacto cariñoso que le estaba dando. Los mimos siguieron un rato hasta que finalmente se posaron en sus labios. Los dedos permanecieron allí un largo rato sobándolos con un poco de insistencia.

Él instintivamente no pudo evitarla. Sentía una necesidad dentro de él. Levanto la mano y tomó la que lo tocaba, rozó su rostro contra ella como si le exigiera más mimos murmurando roncamente: —Tanjiro.

— Ah. —La mano tembló y se detuvo. Al final la mano dejo de moverse por completo. Eso le dio una sensación de malestar trayendo un sabor amargo a su boca. Somnoliento termino por abrir los ojos.

Se petrificó al ver a su destinado parado frente a él con la cara muy roja.

— ¿K-Kamado? —Con temor vio su mano que aun tomaba firmemente la del chico. Se alejó soltando la mano de inmediato.

Así que por eso se había resistido a despertar.

— V-Vine a traer los deberes... —Se excusó señalando a pilar de hojas que había dejado a un lado del escritorio.

— Jajaja, ya veo, muchas gracias por tu ayuda como siempre.

—...Si, e-eh, yo...—Tanjiro se removió inquieto, pareció intentar decir unas cuantas palabras con desesperación. Al final, con las mejillas coloradas se rindió mordiéndose el labio. — ¡Lo siento mucho!

Se inclinó profundamente y huyo. La puerto hizo un ruido secó cuando se cerró. Rengoku se quedó unos segundos estático antes de caer rendido en su silla y soltar un largo suspiro.

«Tan peligroso...»

— Hey, Rengoku. —La puerta volvió a abrirse de un estrépito. Unos cabellos de color plata se asomaron. Era el profesor de artes, Uzui Tengen. — Quería preguntarte si para la siguiente semana usarí- Wah, ¿qué demonios? ¡Tu cara está muy roja!

— No pasa nada.

— ¿Eh~? ¿No será?

— ¿Um?

— Soy muy atractivo y tal vez...

— ¡Jamás! —Afirmo con una sonrisa brillante.

— Déjame terminar siquiera idiota. No eres divertido. —Bufó. Se encogió de hombros como si nada y siguió con lo que vino.

Después de hablar sobre el material que reservaría para la siguiente clase le dejó unos papeles y se retiró. La compostura de Rengoku se veía como siempre con una sonrisa imperturbable de todos los días.

Solo hasta que vio al otro profesor irse.

Una vez que Tengen salió no pudo resistirlo.

Tanjiro era: «tan lindo.» Se puso una mano en el rostro. No podía... estaba totalmente sonrojado. Nunca había esperado que el primero en hacer contacto sería el menor.

Lo había percibido. Su piel aún podía sentir las suaves caricias que le había dado e inconscientemente anhelo más de su toque cariñoso.

— No, no puedo. —Se animó a relajarse. Había sido tentado y el anhelo estaba llenando su cordura. Trato de evitar las imágenes mentales del Tanjiro sonrojado y tímido de ese momento. Tenía pensar en cosas que le desanimaran...

Como Tengen por ejemplo.

Se hizo una imagen mental y fue una respuesta inmediata.

Una vez relajado suspiro. Efectivamente su resistencia seguiría. Cuidaría de esa persona. Solo que ahora tenía un nuevo obstáculo.

Los ataques sorpresa de su destinado.

[In]MoralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora