CAP. 3

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A diferencia de los otros muros que había conocido, éste parecía retroceder a medida que él avanzaba. Ninguna superficie dura se oponía a la frágil nariz que Yoongi proyectaba cautelosamente como vanguardia. La materia del muro parecía ser tan permeable y huidiza como la luz. Era para volverse loco. Se arrastraba a través de lo que creía sólido. La luz era tan fuerte que le pareció que dolía, le golpeaba en los ojos y por un momento Yoongi se creyó ciego. El miedo le inducía a volver, pero el desarrollo del lobo que crecía le mandaba a seguir avanzando. Así llegó a la boca de la cueva. Miró adelante y vio árboles, montañas, un río, el cielo, un espacio inmenso que no terminaba nunca. Sintió más miedo porque todo era desconocido para él, y al tener miedo se le erizó el pelo y gruñó como si fuera a pelear con todo lo que no conocía.

Lo más fuerte era su curiosidad y dio unos pasos para sentir mejor ante todo eso que veía por primera vez. No sabía que era caerse y se cayó en un agujero que estaba cerca de la salida de la cueva. Se golpeó en la cabeza y aulló de dolor y de furia porque algo que no conocía le había pegado. El miedo había sustituido al crecimiento. El lobezno se quejaba como cualquier otro cachorro aterrado.

Se recuperó porque su crecimiento lo empujaba, quería ser mayor aunque no supiera que lo quería, y tampoco supiera qué era ser mayor, pero así crece un cachorro cuando está conociendo un mundo nuevo.

Colmillo Blanco  (Min Yoon Gi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora