Pudiste evitarlo, pero no

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Kyle llegó puntual el viernes a las seis de la tarde a lugar acordando, dónde procedió inmediatamente a llevar a cabo su plan: Pararse como pitbull malhumorado detrás del enclenque de su amigo Hiro, presto y listo para agarrar a golpes a su mala elección de amores. El contraste de su figura malhumarada al lado de la rechoncha, suave y amigable de Baymax era hasta raro.

Hiro lo miró de reojo, pero Kyle se negó a moverse, cruzándose de brazos para completar la pinta que buscaba canalizar de cadenero-que-vino-en-su-dia-libre.

Cómo señor musculoso y machote que era, y con la pintura de matón que se cargaba, era obvio su papel de defender a puñetazos el inexistente honor de su amigo dejado e inútil (e incapaz de defenderse con algo que no fuera rapear la tabla periódica o algo así).

Estaba escrito en el código invisible de los amigos y pensaba llevarlo a cabo o no iba a estar en paz.

—Ya llegué.

—... —Hiro lo barrió con la mirada.

—... —Kyle se mostró impasible.

—...Tengo inquietudes. —Rompió el silencio Baymax.

Hiro suspiró y se golpeó la frente con la mano. ¿Por qué a él? ¿Por qué?

—Kyle, pareces guardaespaldas, los vas a asustar. —Lo regañó.

—Es el punto. —Dijo él.

—Sólo quiero hablar con Miguel, no tienes que intimidarlo.

—Déjenme, yo sé lo que hago. Me lo agradecerás después.

—Mi li igridiciris dispis. —Arremedó Hiro.

—La intimidación no es una forma óptima de iniciar un diálogo. —Informó Baymax.

—En ésta ocasión, sí.

Hiro rodó los ojos y se rindió.

—Déjalo, Baymax. Ya se dará cuenta él solo.

Kyle siguió con su jeta de sargento. Pinche Hiro, como si no fuera él solito quien decidió tener un crush tóxico mexicano que jugaba a ser dos personas para ilusionarlo y luego maltratarlo. Antes que dijera que le estaba ayudando a salir de su sus malas decisiones.

Tan concentrado estaba en su papel de imitar al servicio secreto, que casi pierde por completo la compostura al notar que dos personas morenas, y no una, ingresaban por la puerta del Lucky Cat.

Dos.

Dos.

Hiro no era tan idiota y no había visto mal. Sí eran dos. Parecidos, pero dos.

...Ay.

—...Por eso decía yo que eran dos personas y no una. —Murmuró el chef.

—Ajá. ¿Ves? Te lo dije~ —Escuchó susurrar triunfante a Hiro.

—Cállate. —Contestó Kyle.

Si no se le notaba la cara de mortificado era únicamente porque todo el tiempo parecía estar serio y porque estaba tratando de no hacer contacto visual con nadie (especialmente Hiro, porque eso sería darle la razón, y aunque la tuviera, no iba a darle el gusto), pero en serio, era para tomarle una foto y pegarla al lado de la definición de "pánico" en el diccionario.

Con que... Miguel SÍ tenía un casi-gemelo justo a un costado suyo.

Uy.

Y hablando de doppelgangers, el casi gemelo estaba mirando a Miguel con cara de que lo quería matar mientras Miguel miraba a Hiro con una cara de que estaba a dos minutos de jurarle amor eterno (mirada que Hiro parecía corresponder, el muy cursi de clóset), y vaya por Dios resulta que Hiro tuvo razón todo éste tiempo.

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⏰ Last updated: May 25, 2020 ⏰

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Tantita madreWhere stories live. Discover now