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Quedan minutos para que empiecen a entrar los clientes de esta noche a la sala principal del club

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Quedan minutos para que empiecen a entrar los clientes de esta noche a la sala principal del club. Las chicas ya empiezan a salir, con atuendos más provocativos y costosos que normalmente, y los gorilas ya empiezan a posicionarse en sus puestos, mientras Lorenzo nos grita donde debemos estar y cual es el trabajo que debemos llevar a cabo.

Hoy se ha vestido extremadamente formal pero por desgracia para él su traje azul no hace más que exaltar su hinchada barriga. Lorenzo es un hombre más bien de estatura baja, canoso debido a su edad, de ojos pequeños, nariz de pelícano y boca pequeña pero llena de basura, desprecios e insultos.

Sonreír, provocar y decir sí a todo lo que nos pidan son nuestras prioridades en este infierno.

Son las tres reglas básicas de supervivencia para cualquier dama de compañia del Edén. Normalmente la bola de grasa, como llamo yo a Lorenzo, siempre inicia la noche gritando esa estúpida frase, con los tres mandamientos. Pero parece que hoy será distinto ya que se ha parado en medio de la sala y ha empezado a gritar.

-A ver panda de inútiles -Empieza mientras da palmadas. -Hoy es una noche sumamente importante. -Empieza intentando así llamar más nuestra atención. -Hoy tendremos el honor de atender a uno de los príncipes italianos. El rey de Sicilia. -Exclama airoso y orgulloso, como un padre con su hijo. -Así que tendrá vía libre para absolutamente TODO lo que pida. Sin excepción alguna.

No puedo contenerme debo decirlo.

-Si quiere algo con usted se le permitirá? -Le vacilo abiertamente.

En cuanto las palabras salen de mi boca siento un leve arrepentimiento. Pero ya no hay marcha atrás y de todas formas me apetecía decirlo.

Se gira encontrándose con mi mirada burlesca y enseguida veo que he cometido un grave error. Igual hoy me libro de bailar y todo. Lo malo es que el tiempo en el que no me encuentre bailando lo pasaré soportando sus torturas. 

Se dirige hacia la barra donde me encuentro sentada y me coje de la cara apretando con demasiada fuerza. Cree que así hará que me doblegue, pero los dos sabemos que eso dejó de afectarme.

-Mira niña asquerosa, tú serás la primera en obedecer al señor en todo lo que pida. Y olvídate de la protección de la que tanto llevas aprovechandote porque si al príncipe le apetece acostarse contigo o incluso matarte no habrá jefe con el suficiente poder como para negárselo. -Y es entonces cuando me escupe en la cara.

Puto asqueroso. Esto si que no, se le acabó.

En un rápido movimiento consigo meter ambas manos entre el agarre de sus brazos rompiendo la sujeción de estos y entonces le clavo una patada con mis preciosos tacones en todo el estómago. Su mueca de dolor no tiene precio y en este preciso momento no puedo sentirme mejor. Se recompone al ver mi sonrisa y coje rapidamente su taser. Solo de verlo mi cuerpo tiembla solo. Pero después de pegarle esa patada no pienso detenerme y dejar que me torture con su juguetito. No de nuevo.

EN EL EDÉNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora