Part 24

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Jimin se encontraba realizando el último ejercicio de química con completa concentración. Definitivamente no deseaba ser interrumpido por nada ni nadie, así que cuando llamaron al teléfono de Jin, este se retiró de la habitación para atender.

Sonrió al ver el nombre en pantalla y contestó en seguida.

— ¿Y bien?

Ya tenemos todo listo, falta que traigan lo más importante. — se escuchó del otro lado de la línea, de fondo voces de otras personas resonaban en un completo caos. — ¿Podrías retenerlo una hora más?.

Claro, aunque ya está terminando la tarea de química — dudó — creo que lo podré retener una media hora máximo.

Bien, eso es suficiente — se escuchó un estruendo de fondo — ¡Dios, Jungkook pon eso allí!

SeokJin río al escuchar los quejidos del menor de fondo, definitivamente estaban poniendo todo su esfuerzo en esto. Iba a decir algo sobre aquello pero escucho a Jimin llamarlo desde la habitación. Se despidió de su amigo rápidamente antes de cortar y volver a entrar a su cuarto.

— ¿Que sucede, Jimin?

— Ya he terminado, ¿podrías revisarlo?

— Está bien. — tomó las hojas y les dio una ojeada, sonrió ante el resultado, todo estaba Perfecto. — Todo está correcto, estoy orgulloso de ti.

Al chico se le iluminaron los ojos y no tardó en festejar con un pequeño baile de la victoria.

— ¡Bien!

— Te pondré otros ejercicios para que practiques un poco más — no pudo evitar soltar una risa ante la cara que puso su amigo — vamos, dos más, ¿si?

— De acuerdo.

— Luego te llevare a comer algo — en seguida su amigo tomo la hoja y lápiz para empezar a escribir, dispuesto a ganarse esa comida.

No tardo más de diez minutos en terminar los ejercicios que le había puesto Jin, y que como había prometido, salieron hacia un puesto de comida.

No querían admitirlo pero estaban que morian de hambre. Caminaron hacia una feria, donde dieron vueltas olisqueando el olor que emanaba de los puestos. Al final se decidieron por unas brochetas de cerdo que ludían apetitosas a petición de Jin. El mayor notó que al terminar habían pasado más de treinta minutos y supuso que ya podría llevar a Jimin a su casa.

— iré al baño, espérame aquí — Caminó dejando al peli rosa en una de las mesas del lugar. Rápidamente sacó el celular de su bolsillo y marco el número de su amigo.

¿Jin Hyung? — se escuchó la voz grave de su amigo.

— Voy en camino con Jimin, ¿ya están todos listos?.

¡Si!, de hecho ya estaba por llamarte — Asintió aunque sabía que su amigo no lo vería.

— Bien, manténganse al tanto, vamos en camino, llegamos en menos de cinco minutos.

Cortó y salió del baño, se dirigió hacia Jimin y le sonrió con calma.

— ¿Vamos a tu casa?

A este punto le sorprendía que al chico se le haya olvidado que hoy era su cumpleaños. Es decir, ¿Quien no recordaría su cumpleaños?.

Taehyung, obviamente.

Se recordó sonriendo.

Miró a su lado al peli rosa que mantenía una sonrisa infantil e inocente en su cara. De algún modo era parecido a su amigo Taehyung, ambos eran inocentes y con corazón noble.

Una vez llegaron a la fachada de la casa, Jimin metió la llave en la cerradura dispuesto a abrirla, le dio la vuelta y la puerta abrió, ambos chicos ingresaron dejando sus zapatos en la entrada, reemplazándolos con unas pantuflas.

Caminaron hasta llegar a la sala, y lo que no esperaba Jimin era que todos saltaran de sus escondites gritando "¡Sorpresa!" Con confeti y globos volando por el aire.

Un cartel que decía "¡Feliz cumpleaños!" Colgaba de la pared, y no pudo evitar sorprenderse, no sela había esperado.

Ni siquiera recordaba su cumpleaños, ¿Que podría esperarse en un día normal y corriente?

Allí se encontraban sus padres, Namjoon, Taehyung y Jungkook, con grandes sonrisas mientras se acercaban a él para darle un abrazo, Jin no tardo en unirse.

— ¿No te lo esperabas, cierto? — rió su hermano.

No respondió por unos minutos, estaba ocupado mirando la decoración y la tremenda sorpresa que se habían montado. No era mucha cosa, pero a sus ojos era el mejor regalo que le podían haber hecho.

Había olvidado por completo que hoy cumplía sus 19 años; las tareas lo habían mantenido ocupado robandole su tiempo y mente.

Sonrió para olvidar todo aquello y empezar a disfrutar del regalo que le habían hecho sus amigos y familiares. Disfrutaron de una torta de chocolate y bebidas junto a un karaoke casero que se habían montado en la sala, para empezar a cantar como gallinas.

Una noche, que definitivamente nunca olvidaría.

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I have no words to say, so... I hope you liked it♥️

Honey~

Hello || Y.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora