Cuando desperté no tenía ganas de hacer nada, era un día lluvioso así que decidí faltar a clase y quedarme en casa, ese día Daniel iba a salir todo el día y dijo que probablemente no regresaría sino hasta la mañana siguiente, cuando se fue ni siquiera se despidió solo salió; aproveché el tiempo y le dije a Matías que si quería venir a casa, tenía que decirle sobre cómo me sentía y también comentarle a cerca de Daniel, así que lo invité a comer en casa.
Cuando llegó estaba muy nervioso y yo también, era tiempo de centrarme así que le invité a pasar, no tenía mucho por lo que comimos espagueti con albóndigas, estábamos comiendo en la mesa de vidrio con base blanca que se encontraba en mi cocina. –Sinceramente, ayer pude darme cuenta de lo que siento y es que probablemente aun me siento igual con respecto a ti, todo este tiempo pensé que estaba bien ya que lo negaba y no pensaba en ello, pero, cuando te vi sonreír en el auto me sentí feliz y recordé todo lo que habíamos pasado-. Matías me interrumpió. –Lo sé, ayer fuiste muy obvio sin embargo, creo que debes pensar bien las cosas, creo que solo te estas aferrando a los recuerdos del pasado-. Dejó el tenedor sobre el plato. –Eres una persona de sentimientos delicados también eres muy débil, eso te lo puedo asegurar, por favor, te conozco como las palmas de mis manos, ayer mismo, en el auto, mientras sonreía te pedí perdón, y lo siento, por no darte alguna razón por la cual terminamos, sé que este no es el mejor momento pero, yo no me sentía de la misma manera hacia ti y créeme cuando te digo que lo hice por el bien de los dos, nos hubiera destrozado estar juntos sin sentir nada por el otro.
Una puerta se escuchó abrirse pero no presté atención yo solo estaba tratando de contener las lágrimas en mis ojos. –Pero, pensé que también te sentías así por mí, como sonreías y la confianza con la que andabas, pensé que era mutuo-. Tome un poco de agua para dejar de sentir el gran nudo en la garganta que me estaba molestando. –Pero, yo te amo, lo he hecho siempre, mis sentimientos hacia ti no ha cambiado, podemos volverlo a intentar-. El sonido de la puerta cerrándose me interrumpió, Daniel estaba frente a nosotros, escuchando todo lo que yo había dicho. –Así que ¿eso es lo que tú sientes?-. La puerta se abrió y se cerró y de repente la silla en donde estaba Matías estaba sola. Me levanté de la silla y caminé hacia Daniel. –Al principio todo era muy incierto, creí que realmente me había enamorado de ti, pero, estos últimas semanas has estado indiferente y me di mucho tiempo para pensar las cosas. Probablemente solo estemos aferrados a la idea de que nos amamos pero en realidad no lo hacemos tal vez era todo una simpe etapa para darnos cuenta de que no nos pertenecíamos el uno al otro-. Trataba de hacerle entender a Daniel, cuando era yo el que no podía entender, comprobé que era mi error y que el perseguir a Matías solo me daría más problemas de los que tenía en ese momento; Daniel se levantó y en cuestión de 40 minutos ya estaba saliendo con sus maletas en manos.
Heme ahí, terminando como comenzó todo, no podría decir que tenía el corazón roto, yo entendía la situación a la perfección y sabia como sobrellevarlo simplemente me sentía muy solo.
