The man of my life.

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Cuál sería mi mayor suerte, si no tener a mi lado al amor de mi vida. Cuál sería mi mayor suerte, si no tener la posibilidad de crecer y de hacerme mayor a su lado. Cuál sería mi mayor suerte, si no poder contar nuestra historia:

Justo empezaba el verano de 2012. Como cada año, mi familia y yo pasamos el verano en unos apartamentos de Manchester, junto a mi mejor amigo Zayn y su familia.
Habitualmente, Zayn y yo pasábamos los días de verano montando en bicicleta, bailando y disfrutando de la piscina y la playa. Todo funcionaba como solía funcionar, hasta que un día, como si los planetas, las estrellas y las constelaciones se alinearan a mi favor, lo encontré. Estaba junto a un amigo en el lado más inusual de la piscina. No me preocupé acerca de qué estaban hablando, pero sugerí a mi amigo que fuéramos a hablar con ellos.
Todo ocurrió muy rápido, y pronto aquellos chicos y nosotros nos hicimos amigos. Por aquél entonces, yo era un despreocupado chico de 17 años, amante de la música, el baile y de los videojuegos. Él, un adolescente de 15 años llamado Harry era él más bello, adorable e inocente niño que habia conocido en la vida. Aquél año, algo en mi interior surgió, algo nació de entre mis entrañas, aunque ni yo mismo lo supiera. Pasó un año entero, hasta el siguiente verano.
Tardé aproximadamente 2 minutos en enamorarme de aquel chico de 16 años. Lo vi llegar a la piscina, con la pelota para jugar al volleyball en la mano, con aquella sonrisa en la mirada de profundas esmeraldas y aquellos profundos labios rosados.
Aquél verano fue maravilloso. Realmente, no sucedió nada entre nosotros, simplemente hablamos, algo que en nuestros tiempos se está perdiendo. Hablar, hablamos de todo. No pude hacer nada más que enamorarme profundamente de aquel hombre. No obstante, había un problema: la edad frenaba su decisión. Durante seis meses, crecí a su lado, crecí como bailarin, como coreógrafo, como compositor, como músico, como persona, como humano. Crecí como jamás con nadie he crecido, hubo algo en aquel chico que me llegó hasta lo más profundo de mi ser, hasta la esencia de mi existencia, me dio una razón para vivir. Sin embargo, nuestra amistad nunca llegó a más, no pude atravesar la impenetrable barrera de su inseguridad, y no hubo más remedio que distanciarnos. Si algo puede parecerse a morir, aquél instante, el instante en que se rompió nuestra relación lo fue.
Sin embargo, y contra todos mis pensamientos, pude seguir adelante. Conocí a un chico de mi clase, llamado Sam y me enamoré de el. Pero desde el primer instante, no fue lo mismo. Supe desde el primer momento que aquel chic me gustaba, pero supe también desde el primer momento que él no era mi chico, no era mi amor. Aún así seguí con él, porque me atraía. Pasaron 3 meses, hasta que llegó de nuevo el verano, el verano de 2014.
Algo en mi interior reconoció de nuevo aquellos sentimientos al verlo, volví a sentir las mismas mariposas al mirarlo, volví a vivir como la primera vez. Aún así, me autoengañé para enfrentar lo que no quería soportar: enamorarme de nuevo del amor de mi vida.

Llegaba el día de mi cumpleaños, y me prepararon una fiesta sorpresa todos mis amigos de los apartamentos de Manchester, incluido él. Aquél día, llevó unos skinny jeans negros, a conjunto con una remera del mismo color y unas botas doradas que combinaban con la chaqueta del mismo color que llevaba ya que estaba un poco fresco, lucía espectacular con su bronceada piel y sus ojos brillando más que nunca.
Se acordaba de todo. Se acordaba de cada momento que pasamos juntos, de cada sonrisa, de cada palabra. Se acordaba de absolutamente todo. Y yo me acordé de algo también: me acordé de el amor. Me acordé de las mariposas en el estómago, me acordé de la inspiración, me acordé de sus ojos esmeralda, me acordé de su sonrisa perfecta, me acorde de su pelo de rulos desordenados como los de un león que ahora estaba largo y con pequeños rizos en las puntas, de su piel sueve como la seda; me acordé de él.
Durante los siguientes días, mi confusión me consumió, pero los planetas, las estrellas y las constelaciones volvieron a alinearse a mi favor. Conseguí el valor para dejar a mi novio y poder llenar de nuevo mi corazón y mi alma, con el hombre más perfecto que la naturaleza puede dar, con él hombre de mi vida.

A.

But that's the way love is not? - Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora