Capítulo 9

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Pero era tarde, muy tarde Steve se dio cuenta que debía ir en busca de Tony o quizá hubiera sido mejor ir por las escaleras pero no, todas sus ideas se vinieron abajo cuando el cubo del ascensor abrió sus puertas y dejó ver a Sharon con James, riendo y hablando de lo genial que se la habían pasado.

Escucho algo de dar RCP a una oveja y la distancia que habían recorrido para llegar a aquel lugar de mala muerte pero después, un golpe de realidad llegó al rubio cuando Sharon le dijo que ya lo sabía todo y que no necesitaba un anillo. Ella misma lo dijo

- Casemonos mañana - chilló totalmente extasiada la rubia - lo nuestro fue especial desde el mo momento que nos vimos y he visto como tratas al pequeño Benjamin y eso es lo que siempre quise y busque en el hombre que quería como esposo

Steve solo atinó a reírse de manera nerviosa y estaba por contestar cuando volvió a abrirse el ascensor dejando ver a un Tony totalmente sonriente, con ese brillo que a Steve le causaba un raro sentir. Era como si su estómago se revolviera y sintiera mariposas; claro estaba que eso era imposible

- Edward - habló Sharon rompiendo el encanto - querido Steve y yo nos vamos a casa mañana ¿quieres venir con nosotros?

- No, no puedo, no es, no lo que quiero decir es que - y las puertas del elevador chocaron en los brazos de Tony y volvieron a abrirse - es de mala suerte que el ex vaya a la boda con la nueva así que no y tú - señaló a James con el índice - vámonos ya, te estaba buscando - mintió

- ¿Irnos? No porque si aquí están los novios - se defendió aquel soldado con su acento ruso

- Tendremos sexo salvaje - expresó el castaño, causando una oleada de celos en Steve y una sonrisa en Steve - que descansen señor y señora Rogers.

Y sin más Tony se fue, no quería ver como Steve era tan feliz. Sólo a él se le había ocurrido la gran idea de que el gran cirujano plástico, Steven Grant Rogers se fijaría en su asistente, el cual lo había amado en secreto por los últimos dos años y con quien se imaginaba una vida. Esas ideas eran tan ridículas como el mismo Tony
Por eso se fue, porque le dolia que Steve fuera feliz pero no con él.

Así que la noche fue diferente para todos.

Sharon corrió a pedir unos vestidos blancos, cortos pero lindos al final de todo, terminó seleccionando uno con un gran moño en la parte trasera, realmente estaba emocionada, se casaría con Steve y eso la hacía muy feliz, la persona más feliz del mundo entero.

Por otra parte tanto Steve como Tony no podía conciliar el sueño, ¿deberían estar felices, no? Pues no, ninguno lo estaba.

Así que sin más, Steve tomó el teléfono y llamó a la habitación del castaño quien contestó rápidamente.

- ¿Hola?

- Hola, ¿estabas despierto, Tony?

- Sí y me alegra oírte - y esbozó una sonrisa que si bien Steve no pudo verla, juraría todo a que se la imaginó -

- ¿En serio?

- Sí, es decir estoy despierto porque estoy buscando vuelos para que vengan tus papás

- No necesitas hacerlo, sus padres no vendrán y ella quiere que sea algo furtivo

- mghn furtivo, entiendo. Entonces ¿tienes listo lo que vas a usar mañana?

- Tony tú ¿crees qué esto sea una buena idea?
-¿qué? ¿La boda?

- Sí, Tony, la boda. Bueno todo lo de Sharon

- Oye, Steve a eso venimos, ya tienes lo que querías. No seas tonto como yo así que no debes dejarla ir. Además cariño no necesitas mi permiso ya eres un hombre maduro

- Lo sé es sólo que, no lo sé Tony no quiero que si mañana me caso con Sharon lo nuestro, nuestra relación cambie ya sabes en el trabajo

Un esposo de mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora