"Migajas de pan"

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(III)
Harry's POV:
Me matará, estoy seguro que mi madre va matarme. Si pudiera quedarme aquí y no salir nunca más, sería lo mejor del mundo.
Pero estoy aquí, detrás de unas horribles rejas, sentado junto a Zayn y Louis. Me mata verlo, por su culpa estoy aquí y en lo más profundo de mi ser desearía saltar a su cuello y...
«Besarlo"»- susurra una voz en mi cabeza.

No, ahorcarlo. No se cansan, podrían sólo hacer la vida imposible de las personas dentro del salón de clases, pero no..tienen que joder nuestra vida a cada minuto del día. Son tan cobardes que tienen que actuar en grupo, estoy seguro que nunca han actuado solos. Nunca me imaginé que Louis pudiera convertirse en una persona tan despreciable y anhelada para mi. Si le hubiera advertido a Louis..tal vez no sería como Zayn, y si le hubiera advertido, Noah estaría bien ahora mismo. Noah es tan frágil y delgado como un muñeco de porcelana que si lo abrazara me daría miedo llegar a romperlo.
En estos momentos, mientras sostengo un trapo húmedo contra mi nariz, y una bolsa con hielo en la nuca, considero que sería una buena idea preguntar por Noah. Louis y Zayn usan una bolsa con hielo en su mandíbula.

Después de la pelea y que nos subieran a la patrulla, Noah cayó desmayado en mis piernas. Al parecer él padece de asma, cosa que yo no sabía, y el susto hizo que su respiración fallara. No sabía que hacer, me asusté tanto que solté un grito, lo cual hizo que el policía que conducía se detuviera y llamara a los paramédicos. Diez minutos después llegó una ambulancia y se llevaron a Noah. Quería irme con él pero me volvieron a meter a la patrulla.
Me levanto de mi asiento frío dejando el trapo y la bolsa de hielo y me tambaleo hacia las rejas, hay un oficial sentado en el escritorio de enfrente, seguramente finge trabajar en un computador cuando es más que obvio que ve porno.

-Disculpe- digo golpeando con mis nudillos los fríos metales- ¿Me puede decir donde esta mi amigo Noah?
-Siéntese, ¿ya llamó a sus padres?
-Son más de las tres de la mañana, mi madre esta dormida- digo golpeando los barrotes.
-Entonces póngase cómodo- responde dando un sorbo a su taza de café.
-Usted no entiende- digo aferrándome a los barrotes- lo que no quiero es que se enteren de esto.

Justo cuando el oficial está a punto de decir que vuelva a mi lugar, un hombre gordo aparece por la puerta principal cargando un enorme plato de donas. Trae migajas de pan en su barba y un poco de glaseado rosa en la nariz. Un hombre alto y pelón está a su lado con un montón de llaves colocadas en un extraño aro, el cual gira en su dedo índice.

-¿Quien de ustedes, bola de delincuentes- dice dejando el plato sobre el escritorio y saca un papel de su bolsillo- es Henry Styles?
En cualquier otra situación me habría dado miedo escuchar la risa de Zayn resonar por la celda, pero esta situación no puede ser más tenebrosa, así que obligo a mis palabras salir de mi boca.
-Yo -dijo sacando mi brazo de la celda- pero mi nombre es Harry, no Henry oficial.
-Como sea, hay alguien que quiere verte.
-¿Qué? ¿Quien?
-Un chico bastante flaco, está en la enfermería, y dijo que...eh Frank- grita señalando al oficial que estaba frente al computador. Este esta comiendo una dona blanca..-esas donas son mías.
El hombre pelón se acerca a la celda y selecciona rápidamente una de las llaves. Abre la celda deslizando la puerta y me toma del brazo tan fuerte que siento que dejara marcas. Vuelve a cerrar la celda y me encamina fuera de la habitación, dejando a Frank y al gordo de las donas peleando. Las migajas de las donas recorren el pasillo, mis ojos están cansados y las luces amarillas y viejas del techo no ayudan demasiado a mi vista. Veo todo borroso debido al sueño, así que hago lo posible por tallar mis ojos y mantenerme despierto. Me tambaleo un poco, tal vez sea por el golpe en la cabeza. Debí traerme la bolsa de hielo.
Una vez que llegamos al final del interminable pasillo, el oficial se detiene y me pone frente a frente con él.
-Da vuelta a la derecha, la puerta de la enfermería está a unos metros.
Asiento con la cabeza y empiezo a alejarme, pero me doy cuenta que sigue aferrado a mi brazo.
-Ah, y te advierto que hay cámaras de seguridad por todo el edificio- habla en voz baja y señala una pequeña bola negra en la esquina del techo.-Si por alguna razón te crees lo suficientemente inteligente para huir, iré por ti y te golpearé tan fuerte que te dolerán huesos que ni siquiera sabias sus nombres.
Por fin me siento despierto, así que hago el intento de asentir y doy media vuelta para llegar a enfermería.
Ese chico no es Noah, no lo puedo ver a los ojos sin sentir miedo, o que mi corazón se rompa con cada respiración que él da a través de esa máscara de oxígeno. Es pálido y sus ojos están cerrados.
Frente a la camilla hay una silla, así que en silencio me acerco y me siento, admirando su frágil rostro blanco. Sus manos están formando un puño, se ven blancas y hay una extraña cicatriz en su mano derecha que empieza desde el hueso donde el meñique se dobla, hasta casi la mitad de la mano, mide por lo menos unos cuatro centímetros. Casi no la veo, con el paso del tiempo ha ido desapareciendo. Las venas en su mano se ven muy claras, y considero que posiblemente se quedó dormido mientras venía para acá, así que me armo de valor y levanto mis dedos índice y medio y los coloco en su cicatriz, recorriendo cada centímetro. Su piel está tan fría que me obligo a encerrar su mano entre las mías.

"Dear Louis" |L.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora