Interrogatorio

4.6K 462 135
                                    

No tenía pensado escribir más de esta pareja hasta que me hubiese puesto al día con GTA, pero ha tenido tan buena recepción la historia anterior que me han dado ganas de escribir más.

Conway entra a la comisaría con su porte imponente de siempre, le habían llamado a última hora porque al parecer habían conseguido arrestar a un pez gordo de una de las mafias más importantes de la ciudad, y querían que él llevase acabo el interrogatorio, nadie era capaz de ocultarle información, después de todo no por nada era el Superintendente. Se dirige a la sala de interrogatorios, saludando con un movimiento de cabeza a sus compañeros encargados de escuchar desde el otro lado del cristal, entrando decidido a la sala dónde le esperaba el detenido. Fue ahí cuando lo vio, un chico tan perfecto que parecía un ángel, al menos ante sus ojos, pero no solo eso, también vio su mirada, la mirada de alguien que estaba decidido a no hablar sin importar cuánto le golpeasen o le gritasen, era una mirada calmada que no ocultaba la devoción que sentía hacia lo que amaba, una mirada que gritaba lealtad, que no traicionaría pasase lo que pasase, y ahí fue cuando Conway supo con quién trataba exactamente, no solo con un criminal pero también con una víctima, el sujeto de muchos de los rumores que se escuchaban por la ciudad de Los Santos. Tendría que cambiar de estrategia si quería conseguir, ya no solo información, si no salvar a ese chico. Sin embargo, para poder hacer eso, primero iba a tener que romperlo.

Se posiciona en frente de él, pero no se sienta, se queda de pie en una posición relajada, con los brazos cruzados. Sus miradas chocan, sus voluntades inician una pelea silenciosa a través de sus ojos, ambos son orgullosos, ninguno está dispuesto a perder.

-Bien, señor Gustabo García, según me han dicho está usted aquí por un atraco a un banco a mano armada ¿Me equivoco? Además de que se le relaciona con una de las mafias más peligrosas de la ciudad como su segundo al mando ¿Algo que decir?

Gustabo por supuesto, no abrió la boca. Sabía que en el momento en que la abriese, aunque fuese para hacer un comentario inapropiado tan propio de él, estaría perdido. No era un secreto que no se podía subestimar a Jack Conway, así que apretó los labios, dispuesto a mantener su silencio.

Es entonces cuando el Superintendente se incorpora, comenzando a dar vueltas lentamente alrededor del detenido, como una pantera acechando a su presa, lo que empieza a poner de los nervios a Gustabo, pero no lo demuestra, manteniendo su aparente impasibilidad.

-Gustabo -Comienza Conway- No me digas que has olvidado como te secuestro, separándote cruelmente de tus familiares y amigos para después matarlos frente a tus ojos a sangre fría, que has olvidado que te violó y te prostituyó hasta destruirte, hasta que aceptaste ser su muñequita. Ese hombre no te ama, y lo sabes -Le susurra al oído- Solo te utiliza como una vulgar puta para cumplir sus intereses y satisfacer sus deseos más bajos, bueno, los suyos y los de sus socios -Escuchar todo aquello, todas esas verdades crueles, hacía que su corazón se empezase a romper, no quería creerlo, pero tampoco podía negarlo. Se mordió el labio para detener el temblor de éste- Sabes que no merece la lealtad ciega que le tienes, lealtad que te inculcó a base de miedo, a base de golpes, al igual que la obediencia. Si confiesas, podemos ayudarte, podemos sacarte de ahí, Gustabin, podrás comenzar una nueva vida mucho mejor que la que llevas ahora, nosotros te protegeremos, no dejaremos que ese bastardo te vuelva a poner la mano encima -Dice esta vez con un tono más suave. Gustabo había bajado la mirada, mirando a la mesa con los ojos llenos de lágrimas, hacía mucho que nadie se preocupaba por su bienestar de esa manera, le estaba conmoviendo, confundiendo. Aún así, negó con la cabeza, a lo que Conway tuvo que suspirar para reunir toda la paciencia que tenía- Escucha ¿Por qué crees que te atrapamos en el atraco? Porque él quería deshacerse de ti. Consideró que ya no le servías más, que ya había conseguido todo lo que quería de ti, por eso creo un plan de atraco que hacía agua por todos lados, porque esperaba que nosotros disparásemos a matar, así podría culpar a la policía de asesinar a la persona que él supuestamente tanto amaba, su mano derecha, para que tanto su organización como organizaciones aliadas se lanzasen a por nosotros para complicarnos aún más las cosas. Fuiste una herramienta más, Gustabo, no le importas una mierda, si le importases, ahora mismo no estarías en esta sala de interrogatorio, si no con él, en su cama, en sus brazos.

Eso terminó por romper a Gustabo, que entre sollozos confesó todo lo que sabía tanto de la organización como del atraco. Estaba devastado, después de creer que por fin todo estaba bien, que tenía a alguien que, a pesar de todos los golpes y el daño que le había hecho, le quería, todo se desmoronaba de nuevo frente a sus ojos. Esperó resignado su destino, que le encerrasen de por vida después de todo lo que había hecho, lo tenía merecido, pero una mano en su hombro le hizo levantar la mirada, triste y enrojecida por el llanto, fijándola en las gafas de sol del Superintendente.

-No te preocupes, como dije no vamos a dejar que ese capullo te vuelva a poner las manos encima -Despistado de decir eso, le quitó las esposas- Ven, sígueme, desde este momento formas parte del programa de protección de testigos. Se te proporcionará una vivienda con vigilancia las veinticuatro horas del día por si tratan de atentar contra tu vida, además de que tendrás a un agente a tu disposición siempre que lo necesites, que vivirá contigo para velar por tu seguridad. Los tipos que vendrán a por tu cabeza no son personas a las que tomarse a risa, después de todo. Por cierto -Deja de caminar para girarse a mirar a Gustabo, que lo había estado siguiendo algo aturdido por toda la nueva información, sin creerse aún que no fuese a ir a la cárcel de por vida- Yo seré el agente con el que compartirás vivienda -Dice con una sonrisa un tanto peligrosa, que hace a Gustabo tragar saliva y estremecerse, no sabe si de miedo o de placer.

Pues hasta aquí, espero que os haya gustado. Ya veré si lo continúo o no, porque la verdad es que se me están ocurriendo cositas para una posible continuación. Y sí, ya sé que Gustabo no es así en el rol, pero mi historia, mis normas, además, se podría decir que está así por los traumas, quizá la convivencia con Conway le ayude a soltarse más y ser el Gustabo que todos conocemos. Ah, y Horacio está muerto.

Intendenteplay One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora