Rendido

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03. Rendido

Nuevamente caí rendido ante su voz, realmente no se si esto sea bueno o malo.

Llovía, era como si toda la pena, todas las lágrimas del mundo fueran lloradas por él. Sentía que el dolor que tenía dentro era tanto y tan pesado que hubiese sido más fácil dejarse llevar y ahogarse en él. Se preguntaba si acaso valía la pena seguir adelante.

Le dolía el alma, y el frío de la lluvia parecía colarse hasta penetrar en sus huesos. Además, con la cantidad de veces que había trasnochado durante las últimas semanas, estaba exhausto. Su cuerpo ya no daba para más. Imaginó que en cualquier momento desfallecerá y caería sobre la húmeda banqueta.

Unas horas atrás, mientras daba todo de sí arriba del escenario de aquel bar, se sintió en la cima del mundo. Intocable. Admirado, incluso. Allí, con la guitarra entre las manos y en compañía de sus compinches, era el dueño de su destino.

"We've got the right to choose and there ain't no way we'll lose it

This is our life, this is our song. We'll fight the powers that be just

Don't pick our destiny, 'cause you don't know us, you don't belong"

(Tenemos derecho a elegir y no hay forma de que lo perdamos

Esta es nuestra vida, esta es nuestra canción. Lucharemos contra los poderes que son

No elijas nuestro destino, porque no nos conoces, no perteneces)

Todas esas palabras se fueron abajo como castillo de naipes ante la brisa ¡Ja! ¡Patrañas!

Ahora ya no tenía casa ni familia, ¿Que iba a hacer, si no tenía nada? Ni siquiera sabía dónde pasaría esa noche. Ya ni hablar del resto de su vida...

Aunque, quizás no tenía porqué quedarse bajo la lluvia, sintiendo cómo se deshacía con ella. Tal vez, y solo tal vez, si tenía un lugar al cual ir. Era eso o dormir sobre alguna banca en el parque.

Llevando todo el peso del mundo sobre los hombros (Así lo percibía él) y con sólo su violín entre las manos, dirigió sus pasos hacía más allá del parque cercano al Conservatorio. Caminó hacia aquella parte de la ciudad que era nueva para él.

Tenía la mente en blanco, así que casi no se dió cuenta en qué momento estaba ya frente a la puerta de la casa rodante de Ches. Temblando de frío y nervios, tocó la puerta.

Unos momentos después, la puerta se abrió dejando ver al castaño, que lo miró con extrema sorpresa.

—¡¿Qué haces aquí?! ¡Y en ese estado! ¿Pasó algo?

Volver a escuchar la voz, con su timbre usualmente suave, ahora manchado por la alarma, del único otro ser humano que se preocupaba por él terminó de quebrar a Sebastian. Ya eran demasiadas emociones encontradas por un día y aquello había sido la gota que colmó el vaso.

Rendido, se echó a llorar con amargura. Estaba exhausto, demasiado.

—Mi padre, él, yo, mi escondite...

Fue lo único que pudo decir, los sollozos le cortaron la voz. Aquello bastó para que Ches entendiera que algo grave le había pasado. Le puso una manos sobre los hombros y lo jaló dentro de la casa.

—Luces muy mal, viejo. Entra o te enfermarás.

Sebastian solo se dejó hacer. Siguió en ese estado catatónico mientras Ches lo conducía hasta el baño y lo hacía sentarse sobre la taza. Medio escuchó a su amigo decirle que lo mejor era que se metiera a bañar con agua bien caliente, que él mientras iba a prepararle una bebida caliente y a buscarle ropa.

Se bañó, aun encontrándose en modo automático. bajo la regadera, seguía llorando. Una vez afuera, ya vestido y sentado en la cama, las lágrimas continuaban fluyendo. Pronto, Ches entró al cuarto con una humeante taza que colocó en la mesita de noche.

Juntando todo el coraje del que era capaz en ese momento, habló entre sollozos.

—Mi padre me corrió. Ya no tengo un hogar al cual ir.

Quedó inmóvil cuando sintió a Ches capturarlo entre sus brazos fuertemente. Volvió a romperse ante esa demostración de cariño. Respondió colocando los brazos alrededor del torso del otro.

—Siempre serás bienvenido aquí, Glam. Yo seré tu hogar a partir de ahora, si es que me lo permites.

Por contestación, solo lo apretó más fuerte. Aunque aún sentía por dentro un vacío y una desolación como la que viene después de un tornado, ahora entre los brazos de Ches se sentía a salvo.

—Tomate el té, luego nos iremos a dormir. Lo necesitas.

Asintió. La cara se le puso roja ante su siguiente pensamiento

—Ches, se que suena raro, pero... ¿Puedes seguir abrazándome?

Escucho una risa que le pareció tierna, y le dio un poco de esperanza. Algún día, todo iba a estar bien. y durante el camino, no estaría solo.

—Claro— Contestó con simpleza.

Ches no lo soltó en toda la noche. Durmió como nunca antes sintiendo el ritmo de su corazón. se aferró a ese latido.

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A la mañana siguiente, aun en brazos de su amigo, Sebastián comenzaba a pensar que, quizás y si no era ser demasiado egocéntrico, debía celebrar dos fechas de cumpleaños.

Ahora sentía que había nacido dos veces. Una, cuando literalmente vino al mundo. la otra, mucho más reciente, cuando, gracias a la influencia de Ches, descubrió otra cara del mundo.

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¡Hola!

Me atrasé un bueeeeen con esto, pero ya ni modo. Aqui el tercer capítulo, espero les guste... me costó escribirlo qwq

Quiero dedicarle el OS a LeoHamato_Wilson , quién fue muy amable al permitirme usar su dibujo para la portada. Muchísimas gracias.

UwU

¡Gracias por leer!
Ciao!

We're not gonna take it!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora