Capítulo 3.

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Capítulo 3: De nuevo empujando de noche.

-"Continuemos donde lo dejamos ayer, Fran."

Esta noche, Leonhart vino.

Francesca estaba viviendo en los dormitorios con el resto de las chicas. Ya muy tarde en la noche. El toque de queda había pasado, y para empezar, a los chicos ni siquiera se les permitía poner un pie dentro del dormitorio de las chicas. Independientemente de si eran Realeza, estas reglas no podían romperse.

Pero todavía había muchos lugares que los chicos podían utilizar para colarse en el dormitorio de las chicas, era algo que sucedía constantemente y disfrutarían de una cita secreta con su amante, sin importar las consecuencias.

Leonhart también es uno de ellos. Aprovecho las paredes fáciles de escalar y abrió la ventana hacía la habitación de Francesca, deslizándose dentro.

-"¡¿León!?"

Francesca estaba sentada en la cama, preparándose para dormir. Su novio de repente entro a su cuarto, aprovechando que estaba desconcertada y confundida, la empujó hacía la cama.

Los ojos de Leonhart, ella pensó que tenían un poco de remordimiento, se había acercado, antes de que ella lo supiera sus labios habían descendido sobre los de ella.

-"¡Ahn!"

Fue de nuevo un beso codiciosos. La lengua de Leonhart atacó con toda su fuerza, quitándole el aliento. Luchó con la lengua de Francesca, la presionó hacía abajo y frotó el techo de su boca. Fue el mismo beso violento de ayer.

Cuando el beso termino, Francesca abrió los labios en busca de aire, su espalda tembló y un dulce placer se extendió por todo su cuerpo. El calor se hizo mas intenso, sintió que su cintura se estaba derritiendo.

-"Fran es tan linda de verdad, tus gemidos suenan tan bien".

Sus labios se separaron. Leonhart entrecerró sus ojos hacía Francesca. Su expresión era feroz, como una bestia carnívora acorralando a su presa, con un rastro sádico.

Francesca tragó aire.

"Me pregunto qué sucederá ahora"

Sintió las puntas de ambos pechos cada vez más rígidas. Una sensación surgió entre sus piernas, se frotó los muslos.

-"¿Tienes miedo?, no te preocupes, está bien, seré amable contigo"

Leonhart se rió entre dientes. Él la besó de nuevo. Pero sus labios se alejan rápidamente y enterró su rostro en el cuello de Francesca. Sus suaves labios tocaron su clavícula derecha. Su lengua húmeda lamió el cuello de Francesca.

-"Ah... ¡Ya...h!"

Lamiendo desde su cuello, su lengua se dirigió hacía su oreja, acariciando el punto débil de Francesca. La sensación de cosquilleo que tenía en el cuello ahora estaba en sus oídos.

Sus dientes le mordieron el lóbulo de la oreja. Con solo eso, el cuerpo de Francesca saltó hacía arriba arqueándose levemente.

-"Ah..."

-"Con que te gusta que te muerdan, ¿eh?. De acuerdo. Lo haré de nuevo."

Los dientes de Leonhart gentilmente rozaron la oreja de Francesca. Mordió, tiró y acarició con la punta de la lengua. Con cada toqué Francesca estallaba de placer y los gemidos escapaban de sus labios.

-"A... Kya... N"

Era como ser atormentado por una bestia. Si bien sintió un poco de miedo, la emoción fue abrumadora.

"¿Por qué este doloroso sentimiento me hace sentir tan bien?"

Tan pronto como se dio cuenta, la vergüenza estalló dentro de ella, su cuerpo se calentó.

-"Tocame"

Estas fueron las palabras de Leonhart. En cuanto a dónde, Francesca no podía permitirse preguntar.

-"Ah..."

-"Suavemente. Quiero ir todo el camino".

Leonhart movió su mano delicadamente. Él acarició el pecho de Francesca sobre la tela y comenzó a frotarla. Poco a poco, las puntas de sus pechos se pusieron rígidas. Estaba llenó de calor y su pecho latía agitadamente.

-"¡Ah...!".

Cuándo los dedos de Leonhart rozaron los brotes rígidos, ella instintivamente estiró sus piernas. Su dulce voz escapó, y su cuerpo se retorcía debajo de él.

-"Tus pechos son tan sensibles... Verdaderamente, vale la pena ver tu rostro ante cada toque."

Leonhart murmuró burlonamente, mientras sus dedos trazaban círculos sobre su pecho. Sus manos los masajearon moviéndose alrededor, burlándose de ella, como si estuvieran planeando atacar en cualquier momento.

Ante cada movimiento, Francesca hizo un sonido obsceno.

-"¡Ah... Ah...!"

Sus ojos se movieron hacia atrás, y su conciencia se estaba desvaneciendo. Aunque la mente de Francesca estaba confusa, todavía había un par de pensamientos.

De echó la ventana de la habitación tenía seguro. Por lo general, la cerraba con llave, pero esta noche la dejo abierta.

¿Por qué?. ¿Es porqué olvidó que Leonhart vendría está noche?, ¿o es que estaba esperándolo?.

No, tuvo ese sentimiento de porque él dijo " volveré otra vez" anoche.

A decir verdad, debería haberla cerrado. Entonces León no habría podido entrar.

Porque no había futuro en esta relación.
Él comienzo de la historia principal se produciría dentro de dos meses cuando la heroína haga su aparición. En ese momento, el corazón de León seguramente sera robado por ella y Francesca sería desechada.

"Entonces, incluso ahora, tengo que rechazar a León. Debería alejarlo y gritar, ¡eres una persona horrible y repugnante!. Tengo que decir cosas así, pero, no puedo hacerlo. No puedo. No puedo. No puedo."

Ambos brazos, que deberían estar empujando a León, lo sostenían fuertemente. La boca que se suponía debía gritar que se alejara, suspiraba de placer ante sus caricias. Debería haberlo mantenido alejado, pero aún quería estar cerca de él.

"Realmente, realmente a él, no quiero dejarlo, sin embargo, sucederá eventualmente"

En ese momento, su corazón se contrajo de dolor y las lágrimas se le escaparon sin que ella lo notara.

-"¿Fran?"

El tono de voz de Leonhart es dulce, dejo de jugar y miró ansiosamente a Francesca.

-"¿Por qué lloras, Fran?. ¿Fue tan desagradable?".

-"No... Es diferente."

Era difícil pensar en palabras para decir. No sabía cómo explicarlo. Sobre la vida pasada, el juego, el futuro. Era absurdo y sería tratada como si lo estuviera engañando. Dada la posibilidad de que León la traté como a una loca, lamentablemente no podía decir nada.

Ella lo miro con los ojos llenos de lágrimas.

-"Fran... Estas bien Fran."

Leonhart le dio una suave sonrisa, y luego la abrazó. No tenía la intensidad de antes, sino que fue un abrazó suave y gentil.

El calor que le transmitió le dio consuelo.

-"Ten un buen descanso. Algún día, dime el motivo de tus lágrimas. Duerme en paz"

Los labios de Leonhart tocaron la frente de Francesca. Invitada por una somnolencia esponjosa, la conciencia de Francesca pronto fue absorbida por la obscuridad.

S. L. P. V. H. D. D., E. ¿P. M. P. N. D. D. A.?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora