Aún tenía aliento a alcohol y la ropa de la noche anterior percudida cuando fui al hospital. Llegar allí fue desgarrador. Era real, mi madre había intentado abrirse las venas y ahora dependía de mí. Algunas veces, desearía que me hubiese importado mi aspecto en ese momento.
Desearía no haber sentido tanta pena por mí mismo, así mi madre podría haber sentido que era un mejor soporte para ella. Y sin embargo, apenas estuve cerca de la camilla, débil y torpe, se arrojó a mí.
Lloraba mientras repetía que lo sentía y que no volvería a pasar.
En algún lugar oscuro y frío de mi cabeza, sabía que era mentira. No había forma de saber si ella volvería a hacerlo o no, y lo más probable era que volviese a intentarlo.
El personal médico me abordó cuando salí de la habitación, lo hice tan pronto mi madre se durmió.
Un sujeto perfumado, con su impecable ambo y reloj carísimo estaba dándome indicaciones. El intentaba explicarme qué había de malo con mi madre. Y cómo ayudarla.Agomelatina, Valdoxan.
Me reí. Fue grosero pero no pude evitarlo.
Estas personas creen que la depresión es una doncella frágil que se espanta facilmente con drogas inhibidoras y un montón de serotonina. Pero no es así.
La depresión se parece mucho más a la sombra de un chiflado apuntándote con un arma, dispuesto a jalar el gatillo en cualquier momento. Y debes vivir con eso.
Tienes que seguir adelante sin saber cuándo va a dispararte y hacer un desastre de ti.
Así es como es.Me preguntaste muchas veces cómo comencé a trabajar en el bar. Nunca te lo dije porque tuve la sospecha de que Johnny te lo había contado, no le pregunté si lo hizo. De todos modos voy a contartelo ahora, me parece un buen momento. Necesitaba dinero para la medicina de mi madre. Después de pasar un par de horas rellenando papeleo y poniendo todo en condiciones, incluyéndome, lleve a mi madre a casa.
Ella dijo que quería descansar, y aunque dejarla sola me producía una ansiedad indescriptible, necesitaba un respiro.
Mis pies me llevaron otra vez al bar, quizás quería sostener el recuerdo de haberte conocido un poco más. Quién sabe.
Pero en ese momento vi el anuncio en la puerta, entré y pedí hablar con el dueño.
¿Te lo imaginas? Johnny me vio como si estuviese loco.—¿Crees que podrás con esto?— dijo. Estoy seguro de que creyó que tenía un problema con el acohol, todo lo que sabía de mí en ese momento, era que la noche anterior tres chicos me sacaron a rastras de su bar en estado de ebriedad, no lo juzgo. Creo que incluso lo hice peor cuando le dije que realmente necesitaba el empleo, que tenía que comprar esta medicación rara, el valdoxan. Nunca olvidaré su rostro horrorizado. Pero como te lo dije antes, el me dio esa mirada, esa mirada que me dedicó la enfermera la noche anterior y que me dedicarían todas las personas a mi alrededor. Lástima. Y me dijo —Tienes el empleo, pero te quiero lejos de la bebida, tanto como puedas—
Asentí, incluso si no lo comprendí al instante. Me quite los anteojos, los limpie con mi camisa y retuve el llanto.Solía llorar todo el tiempo antes de ti.
Dejé de contar nuestros encuentros después del tercero. ¿Recuerdas la segunda vez que nos vimos? A veces me gustaría que nuestro primer encuentro se hubiese parecido más al segundo.
Todos eran tan amables en el bar, sólo tardaron una semana en hacerme parte de la tribu, jamás preguntaron cosas personales. Y yo estaba agradecido.
Joy, que era la principal atracción del bar, me invitó a su fiesta. Mi madre parecía tan feliz cuando se lo dije, que no tuve el corazón para quedarme en casa.Sólo era un chico torpe, mal vestido, con enormes gafas, sentado en la esquina de la habitación, con las palmas sudadas. Estabas allí, rodeado de gente, en esa fiesta a la que yo claramente no pertenecía y deseaba que me notaras. Quería ser digno de tu atención por lo que dura aunque sea una milésima de segundo. Me sentía embriagado con tu presencia, pero incluso si quería que me vieras tan pronto nuestras miradas se cruzaron me encogí y agache la cabeza. Tuve miedo de que me recordaras. De que rememoraras al sujeto ebrio que te manoseo esa noche y sintieras asco, yo lo haría, sin duda. Lo siento.
Me fui de allí, el corazón me azotaba con fuerza el pecho y estaba, por alguna razón, tan enojado. Estaba tan enojado que mis hombros aún estaban tensos cuando llegué a casa. Pateé la puerta de mi habitación y me arrojé en la cama, tomé una almohada, escondí mi cabeza allí, y grité. Grité hasta que sentí escozor en mis cuerdas vocales y mi cuerpo dejó de temblar.
Supongo que ésta es la única manera en la que pueda decirte todo lo que causabas en mi sin sentirme demasiado repugnante.
¿Estoy asustándote?Me avergüenza un poco que durante nuestro tercer encuentro tú hayas sido quien se acercó. Supongo que no tengo remedio, sólo soy un cobarde. Hubiese sido feliz sólo con verte desde el lado opuesto de la barra. Estabas hablando con Joy, cosas acerca de su última fiesta. Yo no fui a esa fiesta. Pero tu estabas riendo, y mientras limpiaba el vertedero de cerveza artesanal, estaba observandote. Ella dijo algo que te hizo sonreír y yo sonreí también. Supongo que creíste que fue raro, porque me miraste confundido. No pude apartar la mirada esa vez, casi estaba por disculparme cuando apartaste la vista de mí. Me sentía nervioso. Mientras tu y Joy hablaban no podía dejar de escuchar. De pronto percibí que el bar estaba muy tranquilo, muy vacío. Necesitaba algo que hacer pronto, algo en qué dedicar mi atención. Su conversación se movió a todas las fiestas de Joy, experiencias acerca de todas ellas. Tomé entre mis manos los shaker vacíos sobre la barra. Podía escuchar mi corazón a través de mis sienes. —Jeno estuvo en esa fiesta— dijo Joy casualmente hablando de la primera reunión de ese año y me estremecí. Uno de los vasos se me cayó al suelo, intenté levantar los trozos de vidrio.
Pasaste del otro lado junto a Joy. Me quedé petrificado viendo como me sangraban las manos. Quería terminar de juntar los vidrios.
Estaba ansioso, no fue un corte profundo. Pero tu y ella se asustaron mucho. Tal vez sangró mucho mas de lo que recuerdo.Volví a la realidad con tu voz sobre mi oído —¿Estás bien?—
Entonces me di cuenta de que Joy estaba llamándome y mirándome como si no fuese normal. —S-sí, lo siento. Yo lo limpio—dije.Recuerdo que me ayudaste a juntarlo. Tus manos se sentían suaves mientras limpiabas la sangre de las mías. Joy sólo me miraba preocupada. Desapareció por la arcada hacia dentro. Sé que habló con Johnny porque el me ofreció unos días libres después de eso.
Fue ridículo que sólo me quedé allí, observándote, mientras te reías. Me dijiste —¿En qué estabas pensando?¿Por qué recogerías vidrios con las manos?— No tenía ganas de reír, pero tu estabas haciéndolo así que lo hice también.Después de eso volviste al bar, cada sábado.
Y se volvió mi día favorito. Eres tan agradable. Cada vez que entrabas, y te sentabas frente a mí con tu sonrisa contagiosa y preguntas amistosas, de pronto olvidaba que era extraño que jamás mencionaras la noche en la que nos conocimos. Olvidaba cuán jodida estaba mi vida, y que mi madre en cualquier momento podría tener una crisis y yo no podría preverlo.Fue demasiado sencillo enamorarme de ti.
Ahora me pregunto a mí mismo ¿Cómo podré soportarlo? ¿Cómo voy a lidiar con el dolor de no verte otra vez? Hoy, cuando Johnny me diga que probablemente ya estás en la ciudad, desempacando tus cosas, voy a embriagarme. O quizás sólo le robe una dosis a mi madre, sólo para sentirme mejor esta noche. O tal vez simplemente vuelva a gritar mientras le pegó puñetazos a la pared.O tal vez, simplemente acabe con todo ésto. Bueno, no creo que pueda, tal vez aún quiera pensar que puedo volverte a ver. Quizás sólo por eso, tal vez no acabe con mi vida ésta noche.
°°°
La agomelatina es una droga que se receta a los adultos con episodios depresivos mayores. El nombre más común del medicamento es valdoxan. Es la misma prescripción médica para adictos en recuperación, especialmente alcohólicos.
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LOST CHANCE : NOMIN
Fanfiction"Y pensé en escribirte una carta, porque te vas. Y contigo se van mis sueños y todas esas cosas que alguna vez desee. Espero que la gran ciudad tenga para ti, listas todas las cosas que mereces. Probablemente aún te ame cuando deje de respirar. Y aú...