Aún siento mi pecho hundirse y mi nariz hormiguear cuando pienso en ti yéndote muy lejos de mí. Desearía ser menos cobarde. Aunque quizás, lo que realmente deseo es que mi soberbia disminuya y la codicia me abandone. Porque si vuelvo a tenerte frente a mi, voy a pedirte que te quedes. Te rogaría que lo hagas, que nunca me dejes, porque no puedo controlar cuánto deseo que despiertes conmigo cada mañana de tu vida por el resto de tu vida. Y no te lo pedí porque, y ésta es la parte arrogante, si lo hiciera tú lo harías. Te quedarías conmigo. Incluso si eso te hiciera desdichado al final.
Imaginé nuestra vida juntos muchas veces.
En mi cabeza eres feliz, sonríes amablemente ante mí. Nos despertamos juntos en la mañana y nos reencontramos por la noche, me cuentas acerca de tu día y reímos juntos. Pensamos mucho en el futuro.Pero el futuro no existe. Sólo existen los recuerdos, y el presente. El resto son promesas que se rompen y reforman a lo largo del camino, nunca estables, nunca reales.
Solía dedicarte muchos pensamientos cuando todavía estaba en la escuela. Me pregunto si te gustaría escucharlos. Probablemente no. Porque no son particularmente agradables. Los encontrarías repulsivos en el mejor de los casos. Pero no tengo nada más que perder y no quiero continuar fingiendo. Fingiendo que nunca deseé tocarte de una manera que te hiciera temblar, y que nunca te pensé estando solo, en la oscuridad de mi habitación, deseando que algún día fueses mío. Lo hice cuando mi psique adolescente no podía dejar de imaginarte suspirando mi nombre y aún lo hago hoy. Cada vez que veo tu rostro muy de cerca y quiero volver a besarte, cada vez que siento tu perfume y deseo respirarlo directamente de tu piel. El deseo, éste tipo de deseo abrasador, se supone que es deleitoso, audaz. En mi caso, siempre se sintió como una carga. Algo pesado y feo con lo que tuve que lidiar cada vez que te veía y tenía que forzarme a mí mismo a no arrojarme sobre ti, y hacer todas esas cosas que en mi cabeza siempre te hacen llorar de placer. No existe una manera más agradable de decir todo esto, y a esta altura todas mis disculpas y excusas deben estar haciendo que te sientas enfermo, pero ésto, éste anhelo visceral de poseerte de cada manera posible, también es parte de lo que siento por ti.
La semana pasada me dijiste que te ibas. Jamás voy a reprocharte nada, pero aún siento que fue muy pronto, todo lo que quise decirte alguna vez me consumió y quedó atorado en mi garganta. Estoy muy consciente de que me vi ridículo tieso y con los ojos muy grandes. Me sonreíste pero estabas tan incómodo. Acariciaste tu cuello con la mano, y miraste al suelo.
Cuando levantaste la cabeza me diste una mirada que exigía que dijera algo pronto, pero no pude decir nada.
Sólo me quedé allí, esperando no lucir tan patético como me sentía.
Me dijiste a qué universidad irías.
¿Sabés qué es la misma a la cual hubiese aplicado? Creo que lo sabes. Pero realmente, realmente me gusta pensar que no lo haces.Hay momentos en los que pienso que podríamos ser algo hermoso, si hubiese sido valiente. Podrías haber visto algo en mí que yo ignoro y entonces, podría hacer todas esas cosas que quiero hacer contigo, viviría por ti. Seríamos felices juntos, conduciendo el auto de mi padre los fines de semana y hablando de todo y nada mientras devoras esos empalagosos osos de gomita que te gustan tanto.
Pero yo no tengo padre, no tengo un auto, no tuve el valor para darte cada pequeño paquete de osos de gomita que compré cada sábado durante todo este tiempo. Nunca seremos esos dos muchachos besándose en el comedor de mi casa que imaginé tantas veces.
Por eso, me gusta creer que tal vez, incluso si nosotros nunca habláramos en la escuela, tú hubieses casualmente elegido la misma Universidad que yo. Nos encontraríamos entonces, tú no sabrías nada acerca de mí, del perdedor irremediable que fui, pero yo sabría todo de ti. Y ésta vez, yo, sería diferente.
Empezaríamos de cero y adorarías esta versión de mí, que sí puede darte cada cosa maravillosa que mereces y no teme entregarte los regalos que tiene guardados para ti, por más tontos o pequeños que sean.
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LOST CHANCE : NOMIN
Fiksi Penggemar"Y pensé en escribirte una carta, porque te vas. Y contigo se van mis sueños y todas esas cosas que alguna vez desee. Espero que la gran ciudad tenga para ti, listas todas las cosas que mereces. Probablemente aún te ame cuando deje de respirar. Y aú...