Capítulo 5.

3.8K 180 10
                                    

Todo había comenzado mal como siempre solían comenzar los lunes, mi alarma había sonado más tarde de lo debido sin motivo alguno así que terminé saliendo disparada fuera de la cama hasta el trabajo sin haber tomado café hasta ese momento y con claramente una cara demacrada que no podía maquillar mientras conducía. 

Quería maldecir el trabajo pero después de todo era mi culpa aunque no quiera admitirlo, no sabía si se trataba realmente de un error que hubiera cometido yo pero era definitivo que por lo menor tenía suerte de estar llegando con el tiempo contado a la oficina, eran mis primeros días en ese puesto y no podría permitirme actuar de esa forma, cualquier error que cometiera podría volverse motivo suficiente para que alguien me diera un motivo de llamado de atención que no deseaba. Mis tacones sonaban por todo el lugar mientras caminaba por los pasillos, amaba los tacones pero cualquier ruido en este estado me hacía perder la poca paciencia que me quedaba en mi almacén que pronto se acabaría.

—Buenos días.—Dijo mi secretaria apenas entré en la oficina.

Su cara cambió bruscamente cuando claramente me vio de cerca. 

—Buenos días.—Le respondí en medio de un bostezo.—Perdón, aún estoy pegada a las sábanas.

—Tranquila, sólo trata de estar despierta a las 9 porque tienes una reunión.—Me entregó una carpeta y yo asentí.

Eran los documentos que había hecho el sábado... ¿Cómo?

Una puta reunión... Que mierda. Reuniones y más reuniones, prefiero ser asistente y no estar yendo de reuniones en reuniones.

Tenía 15 minutos antes de que fuera las 9 y aun estaba luchando por no seguir con mi cara de sueño pero era demasiado difícil, había dormido fatal. Tomé el poco maquillaje con el que siempre cargaba en mi cartera para deshacerme del desastre poético con el que no lidié al salir de casa.

El sábado luego de que almorzáramos logre sacarme de encima a Tomás porqué debía de volver a casa y él sabía que no podía retenerme allí, nuestra última interacción fue la más curiosa posible porqué casi discutíamos por correos electrónicos. Mi secretaria no me había mencionado nada de una reunión con Morgan hasta el momento así que estaba de cierta manera sana y salva sin estrés más allá del habitual dentro del trabajo. 

Tomé mis cosas para la reunión y subí al piso donde usualmente se hacen las reuniones, llegaron poco a poco cada uno de los jefes de cada departamento, la mayoría con caras peores que la mía pero se me esfumó el sueño de inmediato cuando vi entrar al salón a Tomás, estaba muy fresco y radiante ¿Pasó buen fin de semana señor Webster?, parecía sacado de una revista, no podía apartar mi mirada de él por unos segundos. Saludó a todo el personal y cuando me vio mostró su más hermosa sonrisa, si hubiéramos estado en buenos términos me hubiera sonrojado pero no era el caso esta vez.

Podía ver como Sara, la jefa de informática me veía bastante confundida, ello lo había notado tanto al punto de no disimular su mirada. Él no le había sonreído a nadie pero a mi sí ¿Algún problema, Sarita?.

El parloteo que normalmente tienen comenzó, tendría que estar acá alrededor de unas 3 horas si al incompetente de mi jefe le da la gana. Odio estas reuniones, casi nunca hay algo bueno, la mayoría de este circo siempre se centraba en dejarle al departamento de comunicaciones informarnos a todos de los nuevos cambios o actualizaciones dentro del sistema con el que estaba funcionando la empresa.

A final de cuentas sólo fueron dos horas de parloteo absurdo, aunque escuchara mucho tiempo la voz de Tomás, igualmente era un agobio estar allí. Comencé a recoger mis cosas cuando sentí que alguien me tomó el brazo. Y pues efectivamente, era Tomás.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Jefe deseado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora