Comenzamos

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Lo más complicado de empezar un libro es por donde se decide comenzar, pero cuando uno menos se da cuenta ya empezó a narrar y no tiene la menor idea de sobre que quería hablar. Me gustan mis libros como la vida, sin una razón en específico y que se vaya armando conforme los personajes van apareciendo. No hay mejor forma de expiar los pecados que escribir sobre ellos, te permite alejarte de ellos, ser un tercero que juegue a juzgar a los personajes por sus acciones, acciones que en su mayoría son reflejo del alma del autor.

Al final del día es el lector quien realmente decide qué historia prefirió escuchar, en qué personajes decide confiar y en quienes no. Los pecados escritos por el autor, van tomando forma según los ojos del lector. Me pregunto qué historia terminas leyendo.

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Mi recuerdo más cercano es el quinto de secundaria, estaban muy de moda en ese entonces ingresar a una universidad <<Si, eso era para mi la universidad, otra moda más de la que todos debíamos ser parte>>, éramos chicos y el sabor a juventud parecía no querer irse de nuestras bocas, fue casi un balde de agua fría cuando al final de cada clase de la secundaria nos hablan brevemente de las universidades y sus carreras, todos parecían fingir estar interesados en ellas. Yo todavía no tenía en claro que universidad elegir y mucho menos había pensado en estudiar una carrera universitaria, estaba paralizado por el frío <<las experiencias nuevas me terminaban por paralizar>>. 

Parecía recordar cuando veía a mi hermano llegaba por las noche todos los días con tal de tratar de ingresar a la universidad y ahora era mi turno <<me pregunto si alguien iba a estar esperándome al regresar por la noche preguntándose cuando le iba a tocar a él o ella>>.

Cada día mi salón estaba más vacío, todos habían optado por irse a las distintas academias disponibles, sentía que al estar ahí en el salón estaba perdiendo mi tiempo, por lo que convencí a mi madre de que me matricularan en una academia.

- ¿Pero a cual quieres ir?

- Pense seriamente en decirle a !cualquiera!- pero lo más probable es que me hubiese respondido con un golpe en la boca, mi madre no era una persona violenta pero esto era jugar con su dinero y su tiempo- Pense que a la academia que fue mi hermano, ¿es buena no?


El propósito era ingresar a la universidad ya dentro podía tomarme con más calma lo de buscar una carrera <<ahora que lo pienso suena bastante inocente esto, por mi parte>>.

Recuerdo claramente mi primer día en ese instituto, tenía la mano en el corazón soy muy cobarde cuando de experiencias nuevas se trata <<leerás esto bastante en todo el texto, de eso se trata esta etapa de nuevas experiencias>>.

Mi salón se encontraba en el último piso del edificio, era una edificio grande de cinco pisos de altura el cual contaba con pasillos angostos y pequeños, con escaleras mal diseñadas que llevaban a ningún lado y con un pequeño patio en el último piso que parecía no poder agrupar a más de 20 personas al mismo tiempo. En una esquina, en lo más profundo del último piso se encontraba mi salón, aparentemente lo habían improvisado dado que era muy chico y se encontraba a medio pintar, sin contar que el techo era de material noble por lo que daba la sensación de que se podría caer en cualquier momento. <<De hecho, se cayó en más de una ocasión>>.

Cuando abrí la puerta podía escuchar la bulla que venía de su interior, ya era la tercera semana de academia por lo que era muy probable que todos se conocieran y que a estas alturas yo fuese el último en matricularse.

Querido Luis...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora